La afirmación del alto funcionario estadounidense,además, queda en el aire dada la proximidad de las elecciones y la posibilidad de un cambio de gobierno y por ende de partido y en la superestructura política de Washington.
Blinken centró su diálogo con el mandatario palestino en la entrega de ayuda humanitaria para los más de dos millones de residentes en la franja de cuyas viviendas y pertenencias yacen bajo los escombros de la destrucción causada por la aviación, la artillería y el fuego indiscriminado del ejército israelí, entre los más poderosos del mundo.
Los recuentos más frescos mencionan más de 15 mil civiles muertos en la estrecha franja de territorio palestino, de ellos las dos terceras partes mujeres y niños. .
De su lado, el portavoz del Departamento de Estadom, Matthew Miller, dijo en un comunicado a la prensa que “el secretario Blinken y el presidente Abbas también hablaron sobre la urgente necesidad de tomar medidas para mejorar la seguridad y la libertad de los palestinos en Cisjordania”.
Tal necesidad crece al mismo ritmo que aumenta en Cisjordania la creación de asentamientos para israelíes cuya agresividad contra la población autóctona es aguda y basada en provocaciones como la celebración de ritos hebreos en el perímetro de la mezquita de Al Aqsa, uno de los tres lugares más sagrados del Islam.
Washington se abstiene de obligar a Israel a atenerse a las reglas de la ocupación militar de países fijadas en convenciones internacionales entre ellas la prohibición de implantar poblaciones en territorios ajenos.
Palestina ostenta el estatuto de país observador no miembro de la ONU, el mismo del estado Vaticano, y no ha conseguido el de miembro pleno porque para ello tendría que ser aceptado por el Consejo de Seguridad de la ONU en cuyo seno Estados Unidos impone su veto al tema.
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