A sus 37 años, el mallorquín regresa a las courts dispuesto a convertir 2024 en el año de su redención, aunque en realidad no necesita más reconocimientos para pertenecer, por derecho propio, a la superélite del tenis mundial.
Ganador de 22 Grand Slam, con el deseo velado de pisarle los talones al serbio Novak Djokovic (24 Grand Slam), Nadal parece dispuesto a regresar al máximo nivel y quién sabe si hasta llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024.
Hace casi un año, un mal gesto en el Abierto de Australia en Melbourne, lesionó al explosivo jugador zurdo cuando enfrentaba al estadounidense Mackenzie McDonald.
Su fulgurante carrera se vería interrumpida de un modo, que España prefirió cambiar la mirada hacia el nuevo fenómeno, el jovencito Carlos Alcaraz, muchos quizás convencidos de que la historia de Nadal en el deporte había terminado.
En su nueva andadura, en la que es consciente de que además de Djokovic y Alcaraz hay muchos otros buenos tenistas jóvenes y ambiciosos, el mallorquín adelanta que Brisbane, Australia, en enero, puede ser su punto de partida.
Tras una ausencia que fue más larga de lo esperado, Nadal prefirió no seguir apurando su recuperación que intentó hacer para el Roland Garros de este año, lo cual fue imposible.
Con paciencia y disciplina parece haber rebasado la pesadilla y ya desde hace un mes comenzó a estirar los músculos, con ritmo de entrenamientos apropiado.
No hay todavía metas ni pronósticos de su futuro. Por ahora, volver y ya después se verá. El mundo del tenis está feliz, de nuevo Rafa Nadal en las canchas internacionales.
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