Tras recordar el firme rechazo de su país al bloqueo norteamericano contra la isla, el diplomático estimó que en esa campaña “vemos la tendencia obvia de que tales prácticas se conviertan en una estrategia ilegal de persecución y represión de gobiernos “indeseables” por todo el mundo.
Washington trata de convertir el planeta en su “patio trasero”, dando a la famosa “Doctrina Monroe” un alcance global y a las sanciones unilaterales ilegales –el estatus de una herramienta para obligar a los países soberanos a cumplir su voluntad, subrayó el funcionario.
Cuba es claro ejemplo de la depravación de esta desastrosa política, utilizada por Estados Unidos para alcanzar objetivos propios oportunistas y egoístas, señaló en una exclusiva para Prensa Latina.
Además, ignora por completo no sólo las realidades geopolíticas, sino también principios morales elementales. Una nueva confirmación de esta línea fue la decisión de Washington de prorrogar en septiembre de 2023 por un año más la vigencia de sanciones anticubanas, destacó Koronelli.
Otro claro ejemplo de las políticas discriminatorias de la Casa Blanca es la inclusión de Cuba en enero de 2021 en la lista norteamericana de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, recordó el embajador.
Ello entra en directa contradicción con las disposiciones de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la cual Estados Unidos ha adoptado con todos los demás países, subrayó.
Mantener restricciones contra Cuba cuando el mundo enfrenta una crisis energética y alimentaria, agravada por consecuencias de la pandemia de Covid-19, es una manifestación de inhumanidad y cinismo, acotó.
El embajador también se refirió a la cooperación de ambos países y estimó necesario consolidar la colaboración bilateral en la esfera económico-comercial y de inversiones.
Durante los primeros cuatro meses de 2023, el intercambio comercial entre nuestros países aumentó nueve veces en comparación con el mismo período del año pasado, constató el diplomático ruso.
Además, vale recordar la inauguración el 18 de mayo de la acería en la planta metalúrgica Antillana de Acero “José Martí”, declaró el funcionario euroasiático.
Su modernización continúa con apoyo financiero y tecnológico de nuestro país, y el paso siguiente será la puesta en marcha de la laminadora de esa planta gigante, confirmó el diplomático.
Otro ejemplo de nuestra fructífera cooperación es el proyecto “Boca de Jaruco” de la empresa rusa Zarubezhneft que permite mejorar el rendimiento de varios yacimientos de petróleo cubanos, añadió.
En el marco del Foro Empresarial Rusia-Cuba que tuvo lugar el mismo mes de mayo en La Habana, se concertaron 10 proyectos conjuntos.
Además, a principios de noviembre fuimos testigos de una importante participación de las empresas (más de 20) y las regiones de nuestro país (delegación oficial de la Región de Riazán con su Gobernador al frente) en la 39 edición de la Feria Internacional de La Habana, destacó.
Al referirse a la guerra económica de Occidente contra Rusia, subrayó que la presión contra su país mediante sanciones empezó mucho antes de la Operación Especial Militar en Ucrania en febrero del pasado año.
En 2022, Occidente planeaba una “guerra relámpago” económica: los burócratas europeos aseveraban hace un año que “la industria rusa estaba en ruinas”, y el sector financiero se encontraba “en soporte vital”.
Pero nuestro país resistió y el proceso de la recuperación económica ha concluido. En 2023 el PIB puede crecer hasta 2,8 por ciento, apuntó.
Según las estimaciones del Banco Mundial, el pasado año Rusia se convirtió en una de las cinco mayores economías del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo, superando a Alemania, enfatizó.
Crecen los sectores que no están relacionados con la explotación de recursos naturales: construcción de maquinaria, producción del equipo de computación e industria automotriz, explicó el diplomático ruso.
Los burócratas europeos buscan socavar posiciones de Rusia como uno de los países líderes en la producción agropecuaria y de fertilizantes, bienes clave para la seguridad alimentaria a nivel global, estimó.
Al comentar el hecho de que en el mundo se registraron varios casos de golpe de Estado, algunos de ellos con una visible injerencia de Occidente para sacar a Gobiernos incómodos del poder, el embajador estimó que la hipocresía de Occidente no tiene límites.
Es evidente que Estados Unidos condena solo aquellos intentos de golpes de Estado en los cuales no participa, declaró el funcionario.
Pero si se trata de las llamadas “revoluciones de color” patrocinadas por las agencias secretas norteamericanas en todo el mundo, Washington hace la vista gorda ante los ataques armados contra las fuerzas de orden y otros actos violentos, comentó Koronelli.
Hace poco se cumplieron 10 años desde el inicio del “Euromaidan” en Ucrania, uno de los ejemplos más claros de esta política occidental de “doble rasero”, consideró.
Cuando durante las protestas antigubernamentales los “pacíficos manifestantes” quemaban a policías con “cocteles Molotov”, el Pentágono advirtió al entonces Gobierno ucraniano ante el posible uso de las fuerzas armadas contra la “población civil”, denunció el diplomático.
Sin embargo, Washington y Bruselas hicieron justamente lo contrario cuando tras un golpe de Estado, las nuevas autoridades comenzaron una “operación antiterrorista” (en realidad, una expedición punitiva) contra sus propios ciudadanos disconformes con el nuevo rumbo del país en el Donbás, recordó.
No podemos olvidar que precisamente con el apoyo financiero y organizativo de Occidente se realizó ese golpe de Estado en Ucrania, y con su silencio cómplice se cometían crímenes contra la población rusoparlante.
Me refiero, ante todo, a la tragedia en la Casa de los Sindicatos de Odesa donde los nazis ucranianos quemaron vivas a 48 personas sin dejarles salir del edificio en llamas. Hasta hoy ni una persona fue castigada por la ley a causa de esa terrible masacre.
Con ayuda de Occidente se abrió el camino a la guerra civil en Ucrania, al sufrimiento de niños, mujeres y ancianos de Donbás, bajo contantes bombardeos durante ocho años, hasta que Rusia, tras agotar los medios diplomáticos, lanzó su Operación Especial Militar para proteger a los habitantes de esta región, argumentó el diplomático.
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