Según el Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial publicado en 2023 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos accidentes siguen siendo la principal causa de deceso de niños y jóvenes de cinco a 29 años.
Para el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general del organismo, “es una buena noticia que haya disminuido la mortalidad por estos accidentes, pero esta reducción debe ser mucho mayor”.
En este contexto pidió a todos los países que la prioridad en sus sistemas de transporte sean las personas y no los automóviles, y que garanticen la seguridad de peatones, ciclistas y otros usuarios vulnerables de la vía pública.
Entre 2010 y 2021, 108 Estados Miembros de las Naciones Unidas notificaron un descenso de las defunciones relacionadas con el tránsito, en tanto 10 de ellos (Belarús, Brunei Darussalam, Dinamarca, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Japón, Lituania, Noruega, Trinidad y Tobago y Venezuela) consiguieron reducirlas en más de un 50 por ciento.
Datos oficiales muestran que el 28 por ciento de las defunciones por accidentes de tránsito se produjeron en la Región de Asia Sudoriental de la OMS, el 25 en el Pacífico Occidental, el 19 en África, el 12 en las Américas, el 11 en el Mediterráneo Oriental y el cinco en Europa.
Nueve de cada 10 fallecimientos se registran en países de ingresos medianos y bajos, y, aún así, la cifra de víctimas mortales en esos territorios es desproporcionadamente alta si se compara con el número de vehículos y carreteras de que disponen.
El 53 por ciento de las víctimas mortales de accidentes de tránsito son usuarios vulnerables de la vía pública, con estos porcentajes: peatones (23 puntos porcentuales); conductores de vehículos de dos y tres ruedas, como motocicletas (21), ciclistas (seis) y usuarios de dispositivos de micromovilidad, como los patinetes electrónicos (tres).
Mientras, los fallecimientos entre los ocupantes de automóviles y otros vehículos ligeros de cuatro ruedas descendieron ligeramente y ahora representan el 30 por ciento del total.
El informe reveló una alarmante falta de avances en materia de legislación y normas de seguridad, pues solo seis países disponen de leyes que se ajustan a las prácticas óptimas de la OMS para todos los factores de riesgo, como el exceso de velocidad, conducción en estado de embriaguez y uso del casco de motociclista, entre otros.
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