El primer ministro de esa nación balcánica, Janez Jansa, es reconocido como un defensor del expresidente de Estados Unidos Donald Trump y del jefe del Gobierno de Hungría, Viktor Orban, cuestionado dentro del bloque regional por políticas autoritarias y discriminatorias.
En mayo del pasado año Jansa, declaró la ‘guerra’ a la prensa crítica y prohibió las manifestaciones contra su ejecutivo bajo el amparo de la crisis sanitaria por la pandemia de la Covid-19, según la prensa nacional.
El líder del Partido Demócrata Esloveno (SDS) fue objeto de cuestionamientos por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien le recordó la víspera en su país que la libertad de expresión y de prensa, así como la igualdad y el respeto a la diversidad ‘son la esencia de la UE’.
El semanario alemán Der Spiegel definió a Jansa, al frente del Gobierno por tercera vez, como el ‘Trump esloveno’, mientras sus acciones son similares y concordantes con las de sus homólogos de Polonia y Hungría, criticados también por el mecanismo regional.
El aumento de la coordinación de la política sanitaria y la mejora del sistema de gestión de crisis son temas de prioridad en la agenda del primer ministro esloveno al frente de la UE.
En tanto analistas consideran probable una cumbre sobre la integración de los Balcanes Occidentales, así como la apertura de las negociaciones para la adhesión de Macedonia del Norte y Albania al bloque regional.
Tras varios años en la política Janza dio un vuelco progresivo hacia la extrema derecha, que comenzó a principios de siglo y se radicalizó en 2012, durante la crisis económica.
En 2013 fue condenado a 10 años de prisión y recibió una multa de 37 mil euros por sospecha de corrupción y tráfico de influencias, según la prensa local.
Cumplió menos de seis meses de condena y en 2015 fue absuelto por el Tribunal Constitucional de su país.
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