Si no cambiamos rápidamente el curso y no movilizamos todas nuestras posibilidades, ello permitirá al presidente Vladimir Putin una victoria de Rusia en la confrontación en Ucrania, consideró Borrell, citado aquí por el diario The Guardian.
El jefe de la diplomacia ucraniana reconoció que Rusia era una gran potencia que, a su entender, pone en peligro la democracia no solo de Europa, sino de Ucrania, pese a las denuncias de Moscú de la existencia de un régimen neofascista instalado en Kiev.
Putin anunció el 24 de febrero del pasado año el comienzo de una operación especial bélica para proteger a la población de la región sublevada del Donbás, que denunció ocho años de genocidio de Kiev, luego de un golpe de Estado en 2014 contra el presidente Viktor Yanukovich.
Moscú considera que un gobierno surgido de un golpe, con respaldo de paramilitares neofascistas y acusado de fuerte corrupción por muchos de los políticos europeos, está lejos de ser un ejemplo de democracia.
Lo importante es saber que podemos hacer para impedir un triunfo de Rusia en el conflicto y si estamos dispuestos a hacer todo lo posible, insistió el funcionario de la UE, cuya reciente cumbre en Finlandia aprobó un duodécimo paquete de restricciones unilaterales contra Moscú.
Tras el comienzo de la operación en Ucrania, concebida por Putin para también desmilitarizar y desnazificar a ese país, Occidente lanzó una guerra económica contra el gigante euroasiático que ya incluyó a más de 12 mil medidas punitivas, pero con un marcado efecto bumerán para Europa.
Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia de la UE consideró que Rusia tampoco quedaría satisfecha con una victoria territorial en Ucrania, por lo que estimó necesario una preparación para una confrontación extendida y de alta intensidad.
El Kremlin insistió en varias ocasiones en la necesidad de evitar el rearme de Ucrania, pues ello solo prolonga las hostilidades, mientras que rechaza la campaña de Occidente de situarla como una amenaza para Europa.
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