De las víctimas fatales 11 permanecen sin ser identificados y es probable que jamás llegue a saberse quiénes eran.
Aún este mediodía, cuando los bomberos pugnan por extinguir los últimos focos de incendios, la atmósfera en zonas de esta ciudad, capital del país, resulta tóxica, advirtieron las autoridades sanitarias las cuales recomendaron a los transeúntes el uso de mascarillas.
Además de los daños humanos, el siniestro obligó a las autoridades a racionar la cantidad de combustible que se expende, con la prohibición expresa de servir en canistras y a escoltar los camiones cisterna cargados con carburante provenientes de Sierra Leona.
Los daños materiales asimismo son importantes, recoge el informe gubernamental acorde cn el cual 800 edificios fueron dañados, la mayoría de ellos en un radio de 500 metros alrededor del epicentro del siniestro, al igual que dos mil 141 viviendas.
El total de damnificados de manera directa asciende a 11 mil personas, afirma el reporte, difundido mientras el país sigue en la oscuridad, a espera de una explicación sobre las causas de la explosión que el fin de semana pasado marcó un antes y un después en sus vidas.
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