Esto implica abordar problemas estructurales que afectan a la población y garantizar que los derechos económicos, sociales y culturales sean una realidad para todos, subrayó Córdova, Procurador de los Derechos Humanos.
Mediante un comunicado, reconoció avances significativos en unos aspectos y, al mismo tiempo, señaló que aún persisten problemas sustantivos que los Acuerdos buscaban resolver.
El comisionado del Congreso para la defensa de los Derechos Humanos calificó el documento suscrito en 29 de diciembre de 1996 de un hito importante en la historia de Guatemala.
Cimentó bases para la construcción de una sociedad más justa y equitativa, agregó, y valoró que permitió la implementación de programas destinados a impulsar la industria nacional y la producción agrícola de pequeña y mediana escala.
Además, destacó la aprobación del sistema de seguridad social; sin embargo, aparte de estos logros, consideró evidente que los derechos económicos, sociales y culturales suscritos todavía están lejos de alcanzarse para una mayoría.
La pobreza y la desigualdad persisten como desafíos significativos, acotó Córdova en el texto, en el cual incluyó que la superación de las metas de incremento en el gasto social en Guatemala representa una oportunidad.
Tal logro no solo refleja el compromiso del Estado con el bienestar de sus ciudadanos, sino que abre la puerta a nuevas posibilidades para traducir este gasto en mejoras concretas y tangibles en la calidad de vida de la población, apuntó.
Esta es una ocasión única –amplió- para que el país avance hacia un desarrollo más inclusivo y equitativo, al asegurar que cada inversión social tenga un impacto directo y positivo en sus ciudadanos.
Paralelamente, los desafíos persistentes representan un campo crucial para la acción y el crecimiento, mientras ofrecen una clara dirección para el enfoque de futuras políticas y programas, remarcó el ombudsman de esta nación. En el marco del acontecimiento el gobierno de Guatemala cambiará la rosa de la paz en el monumento ubicado en el capitalino Palacio Nacional de Cultura.
Analistas políticos coincidieron en expresar previo a la fecha que la actual administración ha hecho todo lo contrario a construir una cultura de paz.
Doce acuerdos pusieron fin a 36 años de conflicto armado en Guatemala y el último, el de la Paz Firme y Duradera, lo firmaron un día como hoy los cuatro comandantes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y el entonces presidente Álvaro Arzú (1996-2000).
El propio Palacio Nacional sería la sede del acontecimiento, con la presencia de 10 Jefes de Estado y de Gobierno y otros dos mil invitados y delegados.
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