Un abogado de Olmert entregó este domingo una carta de su cliente en respuesta a una demanda presentada en mayo por la familia Netanyahu, que le reclama 837 mil sequeles (unos 257 mil dólares) por presunta difamación.
Además de citar argumentos procesales para desestimar la querella, Olmert reiteró su afirmación de que Netanyahu, su esposa Sara y su hijo mayor Yair tienen problemas de salud mental y necesitan tratamiento.
El ex jefe de Gobierno rechazó considerar como una difamación esas palabras y, por el contrario, insistió en someterlos a pruebas psiquiátricas.
Según dijo, el reclamo refleja una opinión generalizada tanto en Israel como en el extranjero, ‘particularmente entre los líderes mundiales’.
El acusado no pronunció esas palabras para maldecir, humillar o insultar a nadie, en particular a los demandantes, sino por su aprensión real sobre el futuro de Israel, señala la carta firmada por el abogado Amir Tytunovich.
Esa familia no es conocida ‘por pagar con dinero de sus propios bolsillos’, apunta la misiva en alusión a las investigaciones contra Netanyahu por corrupción, fraude, abuso de confianza y soborno.
Olmert ocupó el cargo de primer ministro en 2006, pero dejó el puesto en 2009 tras ser acusado de corrupción. Cinco años después fue declarado culpable de fraude en 2014 y cumplió 16 meses de una sentencia de 27 meses de prisión.
Su sucesor, quien fue desplazado hace menos de un mes por una coalición de partidos, también enfrenta varias investigaciones por parte de la justicia.
Olmert criticó duramente a Netanyahu y sus seguidores en el parlamento por intentar impedir hace tres semanas el discurso del ultraderechista Naftali Bennett, nombrado nuevo primer ministro.
Utilizar a miembros del parlamento para evitar que el jefe de Gobierno designado pronuncie unas palabras es realmente vergonzoso, aunque es típico de la forma en que Netanyahu y sus secuaces se comportaron durante los últimos años, apuntó.
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