En los últimos días trascendió un acuerdo tácito entre ambos exaliados devenidos rivales a muerte.
Estas informaciones llevaron a pensar que las bajas o la disminución de los arsenales aconsejaron una pausa en el conflicto iniciado abril pasado por diferencias en el destino de los miembros y las armas de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Hamdan Dagalo.
Las estadísticas más frescas registran más de 10 mil muertes, un número muy superior de heridos, el desplazamiento de un millón 300 mil personas y una devastación cuya cuantía está por determinar.
Sin embargo a fines de diciembre pasado, como inesperado regalo a los sudaneses, circularon anuncios de una reunión de Al Burhan y Hamdan Dagalo en Djibouti, negociada por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD).
Cierto optimismo siguió al anuncio pues en la hercúlea tarea de sentar a la misma mesa a los rivales antes fracasaron varios mediadores, incluidos Arabia Saudita y Estados Unidos.
Pero de forma tan intempestiva como el anuncio de la reunión, llegó una comunicación de la IGAD la cual anunciaba que Hamdan Dagalo no concurriría a la cita “por razones técnicas” que no fueron mencionadas.
En esos momentos el caudillo miliciano estaba en Uganda en visita oficial, pero se abstuvo de aportar precisiones lo que desató una ola de especulaciones.
El golpe de muerte a las esperanzas de tregua llegó este viernes cuando el general al Burhan, dijo a en una base en el este sudanés que rechaza negociar con el jefe de las RSF por ser el responsable de crímenes de lesa humanidad en Darfur Occidental y otras zonas bajo su control.
Añadió que esa conducta de los efectivos de las RSF, de la cual Hamdan Dagalo es responsable, “hacen inaceptable cualquier reconciliación o acuerdo”.
De inmediato no existe respuesta de Hamdan Dagalo, quien está de visita oficial en Kigali, la capital de Ruanda, a donde llegó la víspera en lo que tiene todos los ribetes de una ofensiva diplomática tras permanecer en la sombra desde el inicio de la conflagración.
Así, el escenario de la crisis sudanesa recupera sus matices apocalípticos ya que las formulaciones del presidente del CST eliminan de un golpe cualquier entendimiento con su contrincante y, de paso, aumentan las angustias de los sudaneses cuya situación resulta desesperada.
Esta misma semana el subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, emitió una advertencia sobre la crítica situación sudanesa, la cual, dijo, exige una intervención internacional urgente.
La exhortación del funcionario fue seguida por declaraciones de la portavoz de la entidad, Stephanie Tremblay, quien reveló que 25 millones de personas en Sudán necesitan ayuda humanitaria urgente, pero el aumento de las hostilidades impiden los esfuerzos para socorrerlas.
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