En diálogo con Prensa Latina a propósito de los 17 años del retorno al poder (2007) del Ejecutivo encabezado por el presidente Daniel Ortega y la vicemandataria Rosario Murillo,
Díaz-Lacayo señaló que dicho modelo desarrolla un trabajo específico a favor de la calidad de vida y de convivencia.
En ese sentido, resaltó los altos índices de esperanzas que tiene la población con el Gobierno, y cómo se valoran muchas estrategias de seguridad ciudadana y humana, de relaciones internacionales y alianzas.
“Creo que hay una labor eficiente de la comunicación ciudadana y sus consejos populares, estos han permitido que la información necesaria en el ámbito político, social y económico se haya interpretado adecuadamente por el pueblo y sus distintos sectores”, comentó.
De acuerdo con el analista, existe un apego diligente a una visión de nación escrita hace muchos años, la cual está relacionada con el plan nacional de lucha contra la pobreza para el desarrollo humano.
“Considero que estos elementos hacen que la Revolución tenga un instrumento compacto de interacción cotidiana con el pueblo que permite que se ejecuten grandes proyectos de inversión de capital con transparencia, con eficiencia, logrando los alcances debidos”, enfatizó.
Aseguró que Nicaragua está avanzando hacia la modernidad y el desarrollo sin sacrificar los elementos de dignidad e identidad de su población.
“Somos un pueblo que se identifica como revolucionario, austero, realizando prioridades; sabemos que no tenemos las condiciones para desarrollar todos los elementos como quisiéramos, pero creo que estamos muy aterrizados”, valoró.
Al referirse a los 45 años de la Revolución popular sandinista que se celebrarán en julio venidero, el analista argumentó que, si en algún momento se consideraba que este proceso era utópico, ahora pueden afirmar con determinación que se trata de un proceso permanente, inscrito en el inconsciente colectivo y en la manera de proteger determinados indicadores de vida.
“En Nicaragua la Revolución garantiza el amor a la vida, hay políticas orientadas a la vialidad, a la iluminación, recreación, cohesión de la familia y libertad de credo; son ingredientes integrales que reflejan inicialmente una base de amor a la vida, un respeto a la heterogeneidad, a la diversidad y a la inclusión”.
De ese modo, la gran mayoría de los nicaragüenses apoyan las iniciativas impulsadas por el Gobierno en los últimos 17 años, como el derecho a la educación y salud pública gratuitas, masificación de la cultura, construcción de carreteras, viviendas y ampliación de la cobertura eléctrica, entre otros proyectos.
Según el más reciente estudio de opinión pública realizado por la encuestadora M&R Consultores, el 83,4 por ciento de la población nicaragüense aprueba la gestión del Ejecutivo que lidera Ortega.
El sondeo arrojó que el 83,2 por ciento de los entrevistados considera que la administración sandinista es democrática y se apega a las leyes del país, mientras el 82,2 opinó que conduce a la nación por la dirección correcta.
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