En conferencia de prensa virtual, el directivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que desde el 26 de diciembre han tenido que cancelar siete misiones al norte de Gaza —la última de ellas este mismo miércoles—, pues sus peticiones “fueron rechazadas y no había garantías de seguridad».
Comentó que el obstáculo no es la capacidad de la OMS, de Naciones Unidas o de otras agencias, sino la falta de acceso.
Los intensos bombardeos, las restricciones a la circulación, la escasez de combustible y la interrupción de las comunicaciones hacen imposible que la OMS y nuestros socios lleguen a quienes lo necesitan, dijo.
“Pedimos a Israel que apruebe nuestras solicitudes para el envío de ayuda humanitaria», agregó.
Tedros afirmó que, tras casi cien días de conflicto, la situación es casi indescriptible, con cerca de un 90 por ciento de la población gazatí desplazada y muchos de ellos obligados a cambiar de emplazamiento varias veces.
«La gente hace colas de varias horas para conseguir un agua que podría no ser potable, o pan que por sí sólo no alimenta lo suficiente, en un lugar donde sólo 15 hospitales funcionan (la mitad del total) y parcialmente», recordó.
El director general del organismo sanitario volvió a pedir un alto el fuego, y precisó que, de no producirse, podrían establecerse corredores humanitarios para lograr llevar más ayuda a Gaza.
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