Considerada como la mayor agrupación gremial del país, con más de 750 mil afiliados del sector público y privado, se autocalifica como una organización independiente y autónoma dedicada a luchar por los derechos laborales y ser contraparte del Gobierno y los empresarios.
En una declaración pública al final de su Congreso, la CUT convocó a un paro el jueves 11 de abril por más democracia, paz y justicia social, con marchas en todo el país para reclamar un cambio de rumbo y rechazar la ofensiva de la derecha.
“Este es un momento en que se requiere unidad y cohesión, para encabezar un gran movimiento social, con diálogo, pero en las calles movilizado”, precisa el documento.
Agrega la CUT que, si bien valora avances importantes, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y el incremento del salario mínimo, critica al Ejecutivo por priorizar el diálogo con los dueños del capital, sometiéndose al chantaje de la derecha.
En esta línea, exigen recomponer las relaciones con las organizaciones sociales, particularmente el movimiento sindical, con respeto a los convenios internacionales sobre la representatividad.
La Central Unitaria de los Trabajadores de Chile exigió, de igual manera, un nuevo modelo de desarrollo económico con especial énfasis en un proyecto previsional capaz de terminar con lo que denominó como una estafa histórica de las Administradoras de Fondos de Pensiones.
Considera indispensable el aumento inmediato de las jubilaciones más bajas, con mecanismos de inyección de liquidez a las familias y donde el seis por ciento del nuevo aporte empresarial vaya a un fondo solidario manejado por una entidad pública.
La CUT también se refirió a la urgencia de crear la Empresa Nacional del Litio, que desarrolle conocimiento y otorgue valor agregado a los recursos naturales del país.
“Recuperemos la equidad y justicia social, poniendo a los trabajadores en el centro de la sociedad”, concluye el documento de la CUT.
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