Este viernes la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) coincidieron con lo dicho días antes por el Servicio de Cambio Climático Copernicus: el pasado año hubo un aumento de la temperatura media global cercana al límite de 1,5 grados centígrados.
Cerca de la mitad de los días fueron más de 1,5 grados centígrados más cálidos que el nivel preindustrial de 1850-1900, y dos jornadas de noviembre fueron por vez primera dos grados más calurosas, siendo julio y agosto los meses de mayor canícula.
El paso del enfriamiento de La Niña al calentamiento de El Niño (las oscilaciones con repercusión global en la temperatura en superficie del Océano Pacífico ecuatorial) para mediados de 2023 se refleja claramente en el aumento de la temperatura con respecto al año anterior, comentó la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.
Dado que El Niño suele tener el mayor impacto en las temperaturas globales después de alcanzar su punto máximo, 2024 podría ser aún más caluroso, apuntó.
A su juicio el cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad, por lo que “tenemos que hacer reducciones drásticas en las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición a fuentes de energía renovables”, dijo.
En la misma línea, el administrador de la NASA, Bill Nelson, aseguró que “nos enfrentamos a una crisis climática” que va del calor extremo hasta los incendios forestales y el aumento del nivel del mar.
Añadió que tal récord en las temperaturas coincidió con un año de condiciones meteorológicas extremas en todo el planeta, las cuales, solo en Estados Unidos, provocaron 25 catástrofes, cada una con daños superiores a mil millones de dólares.
lam/lpn