El reportero, que conducía el martes ese espacio y fue tomado como rehén por los atacantes armados de fusiles y granadas, relató el terror que sufrió en el momento más crítico, cuando le apuntaron una carabina hacia el cuello y le pusieron un explosivo en su chaqueta, en medio del caos y el desorden que vive Ecuador.
Al sentir “que la vida iba a concluir” –confesó Calderón- asumió “una postura de calma, de confianza”, algo contradictorio en comparación con la reacción de sus compañeros que estaban “por completo desechos anímicamente. Yo, simplemente, estaba calmado y confiado de que todo iba a pasar”.
“Lo único que podía hacer –admitió- era aguantar, esperar. Mis manos al descubierto, en posición también de oración, de rezo, en cierta forma comunicándoles que yo no era una amenaza y que estaba dispuesto a escucharlos, a recibir el mensaje que pretendían trasladar mediante la señal en vivo».
El comunicador, quien cuenta con 23 años de trayectoria en el medio, aludió a su rol habitual de comunicador, «acostumbrando a dar las noticias y no a ser su protagonista”.
“Es nuestra tarea contarlas –expresó- pero aquí lo hago como una víctima de lo que está pasando en Ecuador, donde realmente estamos sumidos en hechos caóticos y violentos que esperamos realmente superar”.
Calderón, quien precisamente antes del día de los hechos, solicitó vacaciones, describió que los 13 invasores encapuchados portaban también armas de tipo militar, carabinas, pistolas, revólveres y medios corto-punzantes, y superaban en número la custodia privada del canal”.
El grupo de criminales que participaron en la acción –narra el periodista- mantuvieron en vilo durante 30 minutos a los trabajadores de la emisora, hasta que agentes de la Policía Nacional ingresaron y los detuvieron.
Los participantes del asalto, que refleja según los medios, la situación de inestabilidad política y social que vive aquel país, “sabían a lo que iban” y posiblemente contaban con una planificación previa».
Según Calderón, la incursión para tomar el canal pretendía “generar caos y destrozos, provocar actos vandálicos y afectar la integridad física y psíquica de los trabajadores”.
El periodista recordó que, además de rehén, fue visto como un interlocutor por los invasores que buscaban “trasladar un mensaje pero nunca lo hicieron”.
De acuerdo con el entrevistado de 1080 AM, felizmente la policía ingresó, detuvo a los 13 invasores y rescató con vida a todos los rehenes.
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