En la carta, divulgada este miércoles por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el sumo pontífice alertó que este año esa reunión, “se lleva a cabo en un clima muy preocupante de inestabilidad”, que prevalece “en un mundo cada vez más amenazado por la violencia, la agresión y la fragmentación”.
La paz que anhelan los pueblos de nuestro mundo no puede ser otra que el fruto de la justicia, y “en consecuencia, exige algo más que simplemente dejar de lado los instrumentos de guerra; exige abordar las injusticias que son las causas profundas del conflicto”, aseveró Francisco.
“Cuando miramos a nuestro alrededor, encontramos un mundo cada vez más desgarrado” donde millones de personas “siguen sufriendo, sobre todo por los efectos de conflictos prolongados y guerras reales” pues “no hay conflicto que no acabe de algún modo golpeando indiscriminadamente a la población civil”, lamentó.
El papa se refirió en la misiva a ese evento, que inició el 15 de enero y se extenderá hasta el viernes en esa ciudad suiza, a la necesidad evidente de una acción política internacional que, mediante la adopción de medidas coordinadas, pueda perseguir eficazmente los objetivos de la paz y el desarrollo.
¿Cómo es posible que en el mundo actual la gente siga muriendo de hambre, siendo explotada, condenada al analfabetismo, careciendo de atención médica básica y sin techo?, señaló.
Por otra parte -dijo- “la explotación de los recursos naturales sigue enriqueciendo a unos pocos y dejando a poblaciones enteras, que son los beneficiarios naturales de esos recursos, en un estado de indigencia y pobreza”.
Los Estados y las empresas deben unirse «para promover modelos de globalización con visión de futuro y éticamente sólidos” subordinando la búsqueda de poder y beneficio individual, político o económico, “al bien común de nuestra familia humana, priorizando a los pobres, a los necesitados y quienes estén en situaciones más vulnerables”, exhortó.
Enfatizó la importancia de que “las estructuras intergubernamentales puedan ejercer eficazmente sus funciones de control y orientación en el sector económico, ya que la consecución del bien común es un objetivo que escapa al alcance de los Estados individuales”.
“Las organizaciones internacionales también tienen el desafío de garantizar el logro de esa igualdad que es la base del derecho de todos a participar en el proceso de pleno desarrollo”, agregó el papa Francisco, y llamó a la cohesión social, la fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y estados.
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