Según esa sociedad de gestión del derecho de autor, el año pasado respecto a 2019, en general los eventos culturales disminuyeron un 69,29 por ciento con pérdidas superiores a cuatro mil 100 millones de euros.
Giulio Rapetti Mogol, presidente de la Siae, comentó que la emergencia sanitaria y las consiguientes medidas para contrarrestarla cobran un precio muy alto al sector del entretenimiento.
Precisó que la difusión de la cultura es ‘fundamental no solo para la economía italiana, sino para la calidad de vida, por ello representa algo más que uno de los muchos sectores a salvar en la situación actual’.
Por las características de los datos, Mogol tildó al informe como ‘boletín de guerra’ e instó a la Siae a asegurar se haga todo lo posible para que el patrimonio artístico y cultural, el cual contribuye significativamente al crecimiento económico del país, reciba la atención adecuada.
Especificó la importancia de las estrategias, planificación y apoyo financiero, para poder reiniciar y retomar su camino de crecimiento.
El balance de ese ente compara que 2020 comenzó muy arriba con un creciente en eventos de espectáculos del 3,38 por ciento, con un alza de los ingresos del 15,49 por ciento.
Detalla también que del 1 de enero al 22 de febrero crecieron las exposiciones en 9,51 por ciento y el cine, incluso con estrenos en salas de películas, en un 6,75.
Los conciertos, por su parte, registraron un tímido crecimiento en términos de oferta (1,21 por ciento) pero con un fuerte aumento del gasto en taquilla ascendente al 26,54 por ciento.
Pero la emergencia del coronavirus, hizo que desde marzo de 2020 todos los lugares de cultura fueran cerrados y cancelados los espectáculos de cualquier naturaleza, incluidos los de teatro y cine.
A partir de mayo hubo cierta reapertura de museos y otros sitios culturales bajo determinadas condiciones y a partir de junio reviven algunas actuaciones en teatros, salas de conciertos, cines y diversos espacios, aunque con una disminución sensible.
Pero, en octubre regresan las restricciones impuestas en los primeros meses del año, ante la evolución de la epidemia en una segunda ola de contagios.
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