Aunque ese accionar fue durante la actual administración de Nuevas Ideas el centro de la política, en las últimas semanas se acrecentaron las batidas contra pandilleros y bandas internacionales de traficantes de personas y de drogas.
Mención aparte para las 15 jornadas en lo que va de enero, de ellas 14 consecutivas, sin reportes de homicidios atribuibles a las maras o pandillas, resultado de un intensificado accionar de la Policía Nacional Civil (PNC), la Fuerza Armada (FAES) y la Fiscalía General de la República(FGR).
Cifras publicadas por la institución policial esta madrugada señalan que el jueves 18 de enero finalizó con cero homicidios en todo el territorio nacional, lo cual le permite al país avanzar por el camino de reducir más el índice de homicidios que ya en 2023 fue de 2.4 por cada 100 mil personas.
Durante la gestión del presidente Nayib Bukele, El Salvador suma un total de 532 días con cero asesinatos atribuibles a las pandillas, en especial, según las autoridades, a la efectividad del Plan de Control Territorial y el régimen de excepción aún vigente.
Entre las acciones para fortalecer la seguridad destacan este viernes informes de la detención de seis pandilleros vinculados a otros 141 pandilleros que ya guardan prisión y quienes serán procesados por nuevos cargos criminales.
La PNC arrestó a ese grupo que fue identificado como perteneciente a las estructuras criminales de la pandilla MS13, dijo anoche el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
Asimismo las autoridades arreciaron la ofensiva contra grupos con nexos en países de Suramérica como Colombia, Ecuador y Brasil, que se dedican al narcotráfico, a la estafa y a la trata de personas.
Informes muestran que entre enero de 2023 y enero de 2024, al menos 149 personas ligadas a estructuras criminales dedicadas a estafar, secuestrar y traficar drogas fueron detenidas y son juzgadas por esos delitos.
En las últimas semanas fue arrestado en hoteles de esta capital un grupo de ocho ecuatorianos que presuntamente estaba dedicado al tráfico de personas, en especial niños y adolescentes, según Villatoro.
Estas estructuras se apoyaban para sus acciones en las redes sociales y exigían abultadas sumas de dinero a los familiares de sus víctimas para liberarlas.
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