González condujo a los llamados Cazadores al subtítulo en el certamen concluido este martes con el triunfo de Matanzas en el playoff final.
Sin el beneficio de los pronósticos, Artemisa clasificó a la postemporada y una vez en esa instancia desbancó a Industriales, el equipo con más coronas en la historia de las series nacionales beisboleras de la isla (12).
En la serie por la corona ofreció tenaz resistencia antes de caer en seis juegos frente a los Cocodrilos de Matanzas, poseedores de una de las más poderosas tandas de bateo de los últimos años en Cuba.
La plata del certamen invernal coronó una larga temporada iniciada con el quinto lugar en la pasada serie nacional entre 16 equipos, posición que aseguró su pasaje de acceso a la liga.
En su debut como timonel guió a Artemisa, surgido como equipo en 2011, a un playoff en campeonato de mayores por primera vez en su historia, resultado que también firmaron en contra de muchos vaticinios de la prensa especializada.
En ese cruce igualmente cedieron ante la selección de Matanzas, con la diferencia de que ninguno de los equipos contaba con refuerzos como sí sucedió ahora.
Al indagar por los protagonistas en ambas actuaciones muchos apuntan al estratega, entre ellos los jugadores que reconocen su liderazgo y capacidad para armar selecciones competitivas.
Aluden a su desempeño asociándolo con términos como familia, respeto, disciplina, unidad y exigencia, claves del éxito, aunque González evita los elogios enfocados en su persona y pondera al grupo en general.
“Si llegamos hasta aquí es por el grupo, jugadores, entrenadores y demás integrantes, que se entregaron siempre a pesar de los pronósticos y confiaron en que sí podían ganar”, dijo en diálogo con Prensa Latina.
Ecuánime, tranquilo, centrado en los juegos, a González nunca se le vio salir descompuesto a reclamar decisiones, aunque tampoco estuvo de acuerdo con todo lo decretado por los árbitros.
En el sexto juego, por ejemplo, en una jugada en segunda base que demandó auxilio del equipo de jueces asignados a la sala de revisiones, mostró su inconformidad con unas palmaditas fuera del banco cuando ratificaron el out en contra de su equipo.
Sin embargo, ese gesto fue excepción en su comportamiento en los terrenos de béisbol, donde más se distinguió por conducir con acierto a sus muchachos y tomar decisiones resultantes del análisis colectivo.
En su debut como mentor el lanzador de selecciones nacionales, subcampeón del primer clásico mundial y participante también en el segundo, exhibió el temple con el cual trabajó durante 23 temporadas en la isla con 150 victorias, igual cantidad de derrotas y efectividad de 3.92.
Con esos resultados González seguramente entró en el radar de los directivos encargados de designar los cuerpos técnicos de los equipos Cuba de béisbol.
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