Según el portal R7, la búsqueda de los soterrados en el barro continua e, incluso, con los parientes identificados, algunas familias optaron por esperar que otros segmentos se encuentren para realizar un sepelio digno y poner fin a una angustia que completa este jueves mil 826 jornadas.
En la operación de exploración en el dique de Brumadinho, estado de Minas Gerais (sudeste), el Cuerpo de Bomberos se refiere a los no encontrados como joyas.
La búsqueda despierta en los familiares ansiedad, nostalgia y un sentimiento de búsqueda por justicia.
«Son cinco años de espera. Cinco años de mucho sufrimiento. Cinco años esperando a que suene el teléfono. ¿Te imaginas despertarte y dormir esperando a que suene el teléfono?», cuestiona la técnica de enfermería Lúcia Mendes, madre del ingeniero mecánico Tiago Tadeu Mendes da Silva, una de las tres víctimas aún sin identificar.
Mendes aboga por el fin de la operación de búsqueda, que tiene lugar siete días a la semana. Para ella, la espera de una noticia mantiene abierta una herida que necesita ser cicatrizada.
Las otras dos familias quieren la continuidad de los trabajos, según Patrícia Borelli. Su madre, la corredora Maria de Lurdes da Costa Bueno, entonces de 59 años, también es una de las tres joyas.
Por su parte, con mucho afecto y lágrimas, Tânia de Oliveira se acuerda de cómo ella y la prima, Nathália de Oliveira Porto Araújo, eran inseparables.
A los 25 años, la joven había cursado técnico en minería y estaba realizando el sueño hace mucho tiempo perseguido: pasantía en la minera multinacional Vale, propietaria del yacimiento. Es la tercera joya sin encontrar.
El 25 de noviembre de 2019, tras el quiebre de los diques de contención de la represa, se liberó un torrente de lodo y residuos mineros (más de 12 millones de metros cúbicos) que arrasó con todo lo que encontró a su paso.
R7 asegura que el infortunio completa cinco calendarios con el proceso criminal sin perspectiva de juicio final. De los 16 acusados en la corte, al menos uno no ha sido citado.
El fiscal Bruno Nominato, del Ministerio Público Federal en Minas Gerais, revela que todo el caso está siendo traducido al alemán para, finalmente, intentar notificar al entonces gerente de la consultora Tüv Süd, que atestiguó la estabilidad de la presa antes de la ruptura.
Responsable por el informe que certificó la seguridad del dique, Chris-Peter Meier tuvo un pedido de arresto solicitado y su nombre llegó a ser incluido en la lista de buscados por la Policía Internacional (Interpol).
Nunca quiso colaborar con la investigación. Ahora, la misión de las autoridades brasileñas es encontrarlo en Alemania para continuar la fase de instrucción del proceso y evitar futuras solicitudes de nulidad.
La sensación de quien aún vive en Córrego do Feijão, barrio rural de Brumadinho, es que la comunidad se convirtió en un verdadero distrito fantasma, de acuerdo con el portal de noticias.
Antes de que se rompiera la presa, 550 familias vivían en el lugar. Actualmente, son 130 y algunas aún están en negociación para mudarse de la región.
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