Por Yodeni Masó Águila
Corresponsal jefe en Líbano
Al día siguiente del 7 de octubre, el movimiento Hizbulah comenzó con sus operaciones y hasta la fecha sus hombres combaten a las fuerzas israelíes en un radio de unos 100 kilómetros, a lo largo de la zona fronteriza entre Líbano y el territorio ocupado por Israel.
Más de 700 acciones ejecutó la Resistencia libanesa contra posiciones, sitios, cuarteles y soldados, además de responder a los crímenes contra civiles con el lanzamiento de misiles a cerca de 17 asentamientos israelíes.
Para la analista libanesa Sammy Ismail, el frente en el sur de Líbano fue el eco de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, “en solidaridad con el pueblo de Gaza y su valiente y honorable resistencia”, como refieren las introducciones de los comunicados militares de Hizbulah.
Los contactos diplomáticos aumentaron dentro y fuera del país, mientras la posición oficial gubernamental enfatizó en el cese del genocidio israelí en Gaza y la retirada de la tierra libanesa ocupada.
LÍBANO CENTRO DE LAS PRESIONES
Con la premisa de evitar una escalada regional, representantes de alto nivel de Naciones Unidas, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos llegaron a Líbano para intentar persuadir a las autoridades nacionales y reclamar la implementación de la Resolución 1701 que establece un cese el fuego entre Hizbulah y el ejército israelí.
Sin embargo, tanto el titular de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Josep Borrell, como el subsecretario de Operaciones de Paz, Jean-Pierre Lacroix, y el enviado norteamericano, Amos Hochstein, solo escucharon de Líbano su insistencia en detener las agresiones israelíes antes de entrar en cualquier diálogo.
Al mismo tiempo, Beirut presentó una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para condenar las violaciones de Israel a la soberanía nacional, así como el empleo de proyectiles de fósforo blanco, prohibidos internacionalmente, en sus bombardeos a varias zonas del sur del país.
La denuncia incluyó la documentación de un ataque con misiles guiados desde un dron israelí contra un equipo periodístico que causó la muerte de los colegas de la red panárabe Al Mayadeen y de un civil presente en la zona el 21 de noviembre pasado.
El Gobierno libanés precisó que las repetidas agresiones israelíes llevaron al desplazamiento de más de 75 mil ciudadanos y rechazó los llamamientos de Tel Aviv a extender su autoridad en las áreas cercanas a la Línea Azul, limítrofe entre los dos Estados.
Sobre ese aspecto, mencionó que las fuerzas israelíes atacaron un centro del Ejército el 5 de diciembre y provocaron la muerte de un soldado y lesiones a otros tres, dos de ellos en estado crítico.
El informe indicó que las agresiones israelíes contra las Fuerzas Armadas Libanesas ascendieron a 34 desde el 7 de octubre, una infracción al párrafo 5 de la Resolución 1701, que reitera el fuerte respaldo del Consejo de Seguridad a la integridad territorial y la soberanía política de la nación.
La denuncia también mencionó agresiones israelíes a posiciones de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas con disparos y ataques aéreos, en desafío a la autoridad otorgada al comando según el párrafo 12 de la 1701.
En el contexto de la negativa de Tel Aviv a respetar los 13 puntos fronterizos en disputa con Líbano, el gobierno de Benjamín Netanyahu obstaculiza la búsqueda de una solución a largo plazo en contravención del párrafo 8 de la Resolución.
También, el comportamiento israelí muestra el desprecio a las decisiones internacionales desde la Resolución 50 del año 1948 hasta la 425 de 1978.
BEIRUT EN EL BLANCO ISRAELÍ
El 2 de enero, Israel asesinó al vicejefe de Hamas, Saleh Al-Arouri, junto a varios de sus compañeros, en un suburbio sur de Beirut, en una acción traicionera que llevó a Líbano a una nueva fase de enfrentamientos después de los bombardeos diarios en la frontera sur, coincidieron expertos.
Ante ese atentado, el primero a la capital libanesa desde 2006, el secretario general de Hizbulah, Hassan Nasrallah, subrayó que el crimen contra Al-Arouri no quedará sin respuesta ni castigo, “y la decisión está en manos del campo de batalla”.
Tres días después del ataque, el líder político y militar libanés enfatizó que existe una oportunidad real para liberar cada centímetro del suelo nacional e impedir a Israel la violación de las fronteras y el espacio aéreo.
La respuesta por el asesinato de Al-Arouri no demoró y el blanco israelí fue esta vez la base Meron, golpeada hasta la fecha en dos ocasiones, una instalación estratégica de control aéreo ubicada en la cima del Monte Jarmaq.
Según el analista de asuntos libaneses Abbas Fneis, la Resistencia eludió todos los medios de vigilancia israelíes y lanzó 62 misiles hacia el centro responsable de organizar, coordinar y gestionar las agresiones aéreas hacia Siria, Líbano, Türkiye, Chipre y la parte norte de la cuenca del Mediterráneo Oriental.
Seis días después del crimen contra Al-Arouri, Israel mató a Wissam Al-Tawil, uno de los comandantes de Hizbulah y con destacada participación en las guerras de liberación en el año 2000 y el triunfo en 2006.
En respuesta, la Resistencia apuntó a la base Dado, sede del comando de la región norte del ejército terrestre israelí, la responsable de coordinar operaciones a lo largo del frente con Líbano y ubicada a 12 kilómetros de Safed.
EN AL-AQSA ESTÁ LA VICTORIA
Desde el comienzo de la primera operación, el 8 de octubre de 2023, el movimiento político y militar libanés decidió sus líneas rojas en el enfrentamiento, sin abrir una escalada frontal por una serie de razones explicadas en los discursos del jefe de Hizbulah.
En los objetivos declarados está presente el interés nacional en consolidar en una ecuación de disuasión para obligar a Tel Aviv a devolver los territorios libaneses ocupados, como las granjas de Shebaa y la aldea de Kfar Shuba.
Para la especialista Sammy Ismail, el propósito principal del frente de batalla, como en el caso de los ejes de Iraq y Yemen, es aumentar la presión contra Israel, lograr un alto el fuego y un acuerdo de intercambio de prisioneros en los términos de la Resistencia palestina.
La seguridad en el mar Rojo, la calma del frente con Líbano y la situación en Iraq dependen del fin del genocidio contra Gaza, en el camino a la liberación definitiva del pueblo palestino del ocupante israelí.
arc/yma