Durante años, Trump ha atacado públicamente la credibilidad de Carroll y la denuncia incluso en recientes mítines de campaña y en una serie de publicaciones en su red Truth Social.
El exocupante del Despacho Oval sigue negando que la conoció y que abusó de ella. Al momento de testificar este jueves le preguntaron si mantenía su declaración y respondió “100 por ciento, sí”.
En esta demanda que se interpuso el juez lo encontró automáticamente responsable en el caso de difamación, por lo que al jurado actual solo le queda decidir cuánto debe pagarle a Carroll además de los cinco millones de dólares que ganó en el pleito de 2023.
La víspera se retomó la audiencia después de un aplazamiento durante unas 48 horas por la notificación de un repentino malestar de un miembro del jurado y de una integrante del equipo legal del exmandatario.
Casualmente la pausa coincidió con la realización de las primarias republicanas en New Hampshire, donde Trump ganó por una diferencia de alrededor de 11 puntos a su rival Nikki Haley, la embajadora en la ONU durante su gobierno.
El testimonio de Trump marcó un momento crítico en el caso, ya que buscaba evitar la solicitud de Carroll de al menos 10 millones de dólares en compensación por daños y perjuicios por las afirmaciones calumniosas sobre ella en 2019.
La periodista ya le había ganado un pleito el pasado año por la acusación de que fue agredida sexualmente por Trump a mediados de los años ’90.
Lewis Kaplan, juez designado en su momento por el presidente William Clinton, dejó claro límites estrictos a lo que Trump podía testificar en la sala del tribunal, dado que el juicio civil solo tiene que ver con la cuestión limitada de los daños y perjuicios.
El actual proceso es apenas uno en la montaña de problemas con la justicia que tiene el expresidente, pero nada ha mellado aún su carrera política rumbo a la nominación del Partido Republicano para las elecciones del 5 de noviembre.
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