Más de medio millón de clientes, la mayoría en la mitad norte del estado, donde los vientos alcanzaron rachas de hasta 160 kilómetros por hora, estaban sin electricidad en la mañana de este lunes, de acuerdo con los reportes de PowerOutage.us.
El total de precipitaciones en Los Ángeles ya se encuentra entre los más importantes en la historia de los registros meteorológicos en la ciudad.
La incesante precipitación desde la mañana del domingo sitúa a la urbe en el quinto período de dos días más lluvioso jamás registrado. El anterior se produjo hace más de nueve décadas, entre el 31 de diciembre de 1933 y el 1 de enero de 1934.
Se pronostica que la lluvia persistirá en toda la ciudad hasta mañana y no será hasta el miércoles que comience a disminuir.
Debido a esta situación, la alcaldesa de la ciudad, Karen Bass, declaró este lunes emergencia local, porque “garantizará que la ciudad tenga los recursos necesarios para responder a la tormenta ahora, pero también en el período de recuperación”.
“Con una lluvia sin precedentes, vino una preparación sin precedentes, y ahora llega una respuesta sin precedentes”, dijo Bass en conferencia de prensa.
Tengo que decir que hemos tenido que rescatar a personas en ciertos barrios -comentó-, porque no siguieron las órdenes de evacuación.
Las precipitaciones provocaron, además, múltiples deslizamientos de tierra y cierres de carreteras en Bel-Air, un lujoso enclave residencial en las verdes laderas de las montañas de Santa Mónica.
Los científicos advirtieron que en California dos factores están potenciando las precipitaciones y el poder destructivo de la tormenta de esta semana: la crisis climática y el fenómeno de El Niño, que no solo vino precedido de temperaturas cálidas récord en el oeste de Estados Unidos, sino que las temperaturas oceánicas mundiales alcanzaron igualmente máximos históricos.
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