Las víctimas fatales -de entre 41 y 82 años- se registraron en puntos diferentes en el norte de California el domingo como consecuencia de la caída de árboles, según Brian Ferguson, portavoz de la Oficina de Servicios de Emergencia del Gobernador.
El Departamento de Bomberos de Los Ángeles respondió a 130 incidentes de inundaciones, 49 flujos de lodo y escombros, media docena de incendios estructurales y varios rescates acuáticos para automovilistas varados, dijo la víspera la jefa de bomberos Kristin Crowley.
Como consecuencia de la situación meteorológica, el gobernador Gavin Newsom declaró el estado de emergencia y emitió órdenes de evacuación y advertencias para los residentes dentro y alrededor de Sun Valley, Topanga, Juniper Hills y otras áreas.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, aprobó también una declaración de emergencia para poder garantizar que «la ciudad tenga los recursos necesarios para responder a la tormenta ahora, pero también en el período de recuperación”.
“Con una lluvia sin precedentes, vino una preparación sin precedentes, y ahora llega una respuesta sin precedentes”, dijo Bass en conferencia de prensa este lunes.
El total de precipitaciones en Los Ángeles ya se encuentra entre los más importantes en la historia de los registros meteorológicos en la urbe.
La incesante precipitación desde la mañana del domingo sitúa a la ciudad en el quinto período de dos días más lluvioso jamás registrado. El anterior se produjo hace más de nueve décadas, entre el 31 de diciembre de 1933 y el 1 de enero de 1934.
Se pronostica que la lluvia persistirá en toda la urbe hasta mañana y no será hasta el miércoles que comience a disminuir.
Los científicos advirtieron que en California dos factores están potenciando las precipitaciones y el poder destructivo de la tormenta de esta semana: la crisis climática y el fenómeno de El Niño.
El evento climático no solo vino precedido de temperaturas cálidas récords en el oeste del país, sino que las temperaturas oceánicas mundiales alcanzaron igualmente máximos históricos.
Respecto al río atmosférico, los expertos lo definen como una banda de humedad larga y estrecha que transporta vapor de agua desde los trópicos hacia la zona oeste de Estados Unidos.
“Estas columnas de vapor se mueven y transportan una cantidad de vapor de agua aproximadamente equivalente al flujo promedio del líquido en la desembocadura del río Misisipi”, subrayó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Justo cuando esas columnas de agua, o ríos atmosféricos, tocan tierra, se convierten en fuertes lluvias o nevadas.
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