Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
Es el carnaval, que en cada departamento tiene características propias con el candombe y el samba como ritmos predominantes aunque aderezado por otras manifestaciones culturales.
EL MÁS LARGO DEL MUNDO
La Mamá Vieja agita su abanico para alejar al gramillero de las jóvenes del cuerpo de baile y ello resulta una imagen típica del Carnaval de Montevideo, donde reina el candombe y el sincretismo cultural.
Es el Desfile de las Llamadas, o comparsas, donde ella, la anciana más sabia, representa la guía espiritual de los pueblos que resultan en la génesis del candombe.
La calle Isla de Flores acogió a 45 comparsas de diversos barrios de la capital y del interior en procesión que llevó como nombre el de Lágrima Ríos, figura histórica del candombe y la canción popular uruguaya.
Miles de personas asistieron al espectáculo que formó parte de la 57 competición carnavalesca de Montevideo, ciudad que cumple 300 años del inicio de su proceso fundacional.
Los orígenes van de la mano de los asentamientos originados en torno al puerto, punto de entrada de los esclavos y la cultura africana.
También se suma la huella y fusión cultural de pueblos indígenas, charrúas, guaraníes y otros, dijo a Prensa Latina el músico e investigador Álvaro Salas, director de la Escuela de Candombe de la organización Mundo Afro.
Desde los últimos meses de 2023 comenzaron los ensayos de vestuario, escenografías, puestas en escena, bailes y pruebas de admisión para el también conocido como “festival de momo” que tiene en las gradas al público, el otro “yo” de la esta fiesta.
En tales preparativos, el carnaval de Montevideo se precia de ser el más largo del mundo; inicia en enero y termina en marzo.
El TEATRO DE VERANO
La arrancada se dio en el remozado Teatro de Verano con la presentación de murgas, parodistas, humoristas y otros conjuntos y categorías que compiten en el Concurso Oficial.
Algunos de sus nombres: Los Muchachos, Zíngaros, La Trasnochada, Asaltantes sin patentes, Candonga Africana, Yambo Kenia y Cuareim 1080, ganadora esta vez en la categoría de comparsas.
En el capitalino Parque Rodó, frente al Río de la Plata, el Teatro de Verano atesora una historia de 80 años como uno de los escenarios fundamentales del carnaval y de otros momentos de la cultura uruguaya y montevideana.
“El Teatro de Verano es la oportuna reutilización de una cantera abandonada. La transformación de una caries en una flor. Es el Estado cumpliendo su rol, invirtiendo ideas y dineros en un anfiteatro que nos reúne a lo largo del año. Con clara e inicial impronta carnavalera, también abre sus puertas a las restantes manifestaciones artísticas, suscribe el músico Fernando Cabrera en el libro “Teatro a cielo abierto”.
“Parque, bahía, playa, rambla y verde”, enumera Christian Calace, el actual director de ese icónico espacio.
Calace evocó cuando en 1944 emergía un escenario de tablas con vegetación como soporte: Los asientos eran bancos traídos de diferentes plazas de Montevideo. Un lugar que, en sus palabras, nació para “acercar la alta cultura, como el ballet o las orquestas, a un lugar popular”. No funcionó. No tanto, al menos, como el carnaval.
El teatro amplia su capacidad y exhibe una concha que cubre su escenario, por el cual han desfilado importantes figuras de la música nacional e internacional, incluidos rockeros de talla mundial.
Pero si algo le caracteriza por estos días de fiesta son las murgas, una de las categorías más seguidas en la competencia carnavalesca.
LAS MURGAS URUGUAYAS
La murga fue declarada parte del patrimonio cultural uruguayo desde el año 2010. El origen del género, de acuerdo con la definición del reglamento del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas, se da en el año 1910, cuando llega al Uruguay un grupo español de zarzuela.
Lo definen como un género coral-teatral-musical. Por estas tierras suele ser interpretada por un coro de entre 11 y 17 personas con el acompañamiento musical bombo, platillos y redoblante. Aquí evolucionó en música y letra, y el añadido de elementos del candombe y un sinfín de ritmos, básicamente afroamericanos.
Con indudables valores artísticos, las presentaciones de las murgas uruguayas son momentos también de reflexión, con humor, de la realidad nacional. Por estos días de campaña electoral han sido acusadas de tener tendencia a la “izquierda”, dígase a favor del opositor Frente Amplio (FA), que va delante en las encuestas.
La realidad es que el FA no está en el gobierno, que siempre resulta diana de los mensajes, humorísticos, también ácidos y ocurrentes de los murgueros. En el blanco están políticos de ambas manos, y, claro, el presidente Luis Lacalle Pou, quien anda de recorrido nacional participando en las celebraciones departamentales.
El mandatario fue cuestionado sobre tales críticas y no se lo tomó en pecho. Entre risas, respondió: “Si me dolieran, estaría averiado, abollado. Es más viejo que el agujero del mate”.
Pero tan viejo como el mate resulta el carnaval en este país sudamericano.
Sus primeras manifestaciones datan del año 1750, cuando por estas fechas aquellos pobladores se lanzaban huevos, harinas y otros productos como parte de la celebración.
Ya no es así, quizás por la inflación, contenida aquí, pero que no cambia su condición del ser el país más caro de América Latina.
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