“Este caso quedó registrado en cámaras, pero hay miles que ocurren a diario y que lastimosamente no se denuncian”, señaló la directora de la fundación para prevenir la violencia contra las mujeres llamada Sobrevivientes, Claudia Hernández.
Mencionó las niñas que venden en la vía pública, quienes carecen del apoyo de los padres o familiares y, por consiguiente, no acuden a las instancias de justicia.
Lamentó además que este tipo de casos, por ser tipificados como una agresión sexual tienen una pena máxima de ocho años, aunque por lo general esta se reduce y se dan cinco años de prisión que se “vuelven conmutables”.
“Muchos casos de violación empiezan cuando a la víctima se le toca de forma inapropiada, no hay otra lesión más que solo el testimonio de la víctima y los jueces no lo toman como indicio contundente, porque dicen que no hay pruebas”, acotó.
Las niñas más vulnerables a una violación u agresión sexual están comprendidas entre los siete y 14 años, detalló, por su parte, la directora del Observatorio en Salud Sexual y reproductiva (Osar), Mirna Montenegro.
Su entidad, en base a las denuncias presentadas en el Ministerio Público, expuso que las menores implicadas representan el 95 por ciento y los pequeños un cinco.
Montenegro calificó de factor negativo (uno de ellos) que a las mujeres, principalmente de comunidades lejanas, se les dice que no deben denunciar.
Refirió casos en los que víctima de violencia sexual quedó embarazada pero reside con el agresor, y cuando nace el bebé las condiciones de la menor empeoran, remarcó.
El Osar documentó en 2023 dos mil 289 menores de entre 10 y 14 años que se convirtieron en madres en el país, aparte de cuatro a los 10 en los departamentos de Alta Verapaz, Huehuetenango, Izabal y Sacatepéquez.
“Todas son casos de violencia sexual con agravación de la pena, así cuando se trata de relación con una menor de 14 años, alertó Montenegro.
Organizaciones de análisis de las políticas relacionadas con la salud reproductiva comentaron que el problema no es la “maldad intrínseca” de los varones machistas, sino un patrón formativo milenario reproducido día a día.
Algunas de estas lanzaron en toda la nación la campaña “Cuidemos a la niñez“, la cual tiene como objetivo concientizar a la población sobre la protección del abuso sexual infantil.
Los promotores enfatizaron, por otro lado, que miles de niñas y niños se ven obligados a migrar acompañados o no a México y Estados Unidos, aunque su viaje implique violencia, abuso, discriminación y trata de personas.
Informes del Ministerio de Salud y Asistencia Social de Guatemala indicaron más de 50 mil embarazos no deseados en niñas y adolescentes cada año.
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