Entre los nombres identificados se le atribuyen el de “capa de tierra árida”, “Pantera Grande” y “Has encontrado al Jefe Sagrado”, estos últimos en lengua quechua, según estudiosos de las toponimias indígenas.
Según la bibliografía consultada, su fundación data del 8 de octubre de 1538 cuando el virreinato español concede la libertad a los indios caquetíos, que habían fundado antes su nación Caquetía en 1519, y luego en 1644 adquiere la categoría de Villa Prócera (elevada).
Este pueblo indígena americano pertenecía a la familia de los arawakos, se dedicaban a la caza y a la recolección, y ocuparon grandes territorios en el occidente de la nación sudamericana, además de habitar en las islas caribeñas de Arabu, Bonaire y Curazao.
Capatárida funge en la actualidad como capital del municipio falconiano de Buchivacoa y entre 1882 y 1890 pasó a ser la capital del estado, y según dicen, sin poder verificarse por fuentes oficiales, durante un año fue la capital de Venezuela.
Cuentan que entre los días 26 y 27 de diciembre de 1862 en el Campo de Buchivacoa -en medio de la llamada Guerra Federal (1859-1863)- fuerzas centralistas y federalistas libraron allí intensos y decisivos combates, que definieron la victoria de la Federación, pero mucho antes, en el año 1826, pasó por allí El Libertador Simón Bolívar.
El pequeño territorio venezolano tiene en el ámbito cultural a la destacada poetisa Esther de Añez, reconocida como el “Ruiseñor de La llanura Estéril”, por el gran poeta Andrés Eloy Blanco, y otras figuras como el también bardo Otón Chirinos y el cronista Raúl Mavarez, entre otros.
Hermosas playas, los llamados Carnavales Turísticos y celebraciones religiosas como las Ferias Patronales en honor a la Virgen María Inmaculada, la Feria del Pesebre y La Quema de Judas, convierten a Capatárida en atractivo para locales y visitantes, y donde las hermosas casas coloniales, bien conservadas, retrotraen al pasado y presente.
(Tomado de Orbe)