Es responsabilidad de las autoridades israelíes brindar protección a los fieles musulmanes para mantener la seguridad y la estabilidad, señala en un comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores egipcio.
Al respecto, el texto llama a Tel Aviv a abstenerse de aplicar cualquier medida que contribuya a crear tensión o acciones que conduzcan a una escalada regional.
La nota recuerda que la Mezquita de al Aqsa, ubicada en la explanada, es un lugar de culto y es considerada como el tercer sitio más sagrado para los musulmanes.
La cancillería instó a avanzar para reactivar el proceso de negociación de acuerdo con los términos del derecho internacional y a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU basadas en la solución de dos Estados.
La tensión escaló ayer en Jerusalén tras la irrupción de los colonos en el sitio, que ellos llaman el Monte del Templo porque allí estuvieron los dos santuarios más sagrados para los judíos.
Precisamente, los judíos justificaron su ingreso al señalar que fue con motivo del día del ayuno de la Tisha BeAv, que marca los aniversarios de la destrucción del primer templo bíblico (según la tradición en el año 586 a.n.e) y del segundo (en el 70 d.e.).
La agencia oficial de noticias palestina Wafa precisó que los choques comenzaron con el ingreso de policías israelíes para desalojar a los cientos de palestinos allí reunidos para orar.
Ante el rechazo de los fieles, las fuerzas ocupantes comenzaron a lanzar granadas paralizantes y gases lacrimógenos y arrestaron a muchos de ellos, que se negaban a salir, agregó la fuente.
La Media Luna Roja anunció que numerosos palestinos fueron heridos durante los choques, aunque no precisó cifras.
Tras los enfrentamientos, el vocero de la presidencia palestina, Nabil Abu Rudeineh, acusó al Gobierno de Tel Aviv de amenazar la seguridad y la estabilidad regional.
Pero el primer ministro israelí, Naftali Bennett, ignoró las críticas y ordenó a las fuerzas de seguridad permitir la entrada de cualquier judío, hecho considerado por los palestinos como una provocación.
La explanada de las Mezquitas forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
En 1980 ese país declaró a toda la urbe como su capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional, que considera la zona este como parte del futuro Estado palestino.
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