El ministro de Relaciones Exteriores señaló que las circunstancias de la muerte dejan una sombra oscura sobre el país, pero ellegado y compromiso del occiso con la mejora de las condiciones de vida de todos los haitianos perdurará.
‘Tu creencia de que Haití está mejor servido cuando su pueblo decide quién le representa y cuando los sistemas democráticos fuertes hacen que los que están en el poder rindan cuentas, seguirá viva’, escribió Joseph en su cuenta oficial en las redes sociales.
Los funerales nacionales del presidente asesinado comenzaron poco después de las 10:00, hora local, tras el arribo de su viuda, Martine Moïse a la residencia familiar de Quartier-Morin, a unos nueve kilómetros del centro de Cabo Haitiano, en el extremo norte del país.
La ex primera dama llegó vestida de negro, cabestrillo en un brazo y un sobrero de ala ancha, acompañada de sus tres hijos y un importante dispositivo de seguridad.
Emotiva, saludó por última vez a su esposo de 25 años, y besó la bandera que cubre el féretro cerrado, donde reposan los restos mortales del exgobernante.
Mientras, muchos invitados gritaban que se hiciera justicia y aseguraban que Moïse fue uno de los pocos presidentes preocupados por los pobres y los campesinos.
Una misa religiosa abrió las honras fúnebres este viernes, con mensajes para celebrar la vida del polémico exjefe de Estado.
Moïse fue asesinado a sus 53 años en la residencia presidencial de Puerto Príncipe, por un comando armado de 28 personas, que también hirió a la primera dama Martine Ethienne.
Hasta el momento las autoridades apresaron a 26 personas, de ellas 18 colombianas, cinco estadounidenses de origen haitiano y dos policías sospechosos de organizar el magnicidio.
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