A pesar de reconocer la relación entre clima y políticas energéticas, la recién concluida reunión ministerial del grupo, presidida por Italia en la sureña ciudad de Nápoles, mostró grietas sobre esos dos aspectos fundamentales en el enfrentamiento al cambio climático.
Mientras 15 países con economías menos dependientes de los hidrocarburos presionaron para alcanzar una convergencia sobre ambos temas, otros cinco coincidieron en la necesidad de avanzar en la búsqueda de esos objetivos a más largo plazo, afirmó el titular italiano de Transición Ecológica, Roberto Cingolani.
Entre los primeros figuraron Italia, actual presidente de turno del grupo, y sus vecinos europeos, acompañados por Canadá, Japón y Estados Unidos, confrontados por otros como India, Rusia, China, Brasil e Indonesia.
Ante la ausencia de compromiso, los participantes en el evento decidieron trasladar la decisión sobre esos dos ítems a la próxima Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26), la cual se efectuará del 1 al 12 de noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow.
En conferencia de prensa ofrecida la víspera al término del evento, el ministro Cingolani destacó que a pesar de las desavenencias sobre los tiempos para lograr esas dos metas, todos los integrantes del grupo ratificaron su adhesión al acuerdo de París.
Pensamos que podemos estar absolutamente contentos y satisfechos, dijo y reconoció que previo a la reunión ‘no teníamos todo este optimismo’, pues ‘parecía haber barreras más altas’.
Alcanzamos un acuerdo que considero sin precedentes porque por primera vez el G20 acepta que el clima y la política energética están estrechamente vinculados, apuntó, al tiempo que exaltó el enfoque y compromisos recogidos en el comunicado final.
El documento resaltó la importancia de la protección del ambiente y la recuperación de los ecosistemas con soluciones basadas en la naturaleza, la defensa y restauración del suelo, la preservación de los recursos hídricos, océanos y mares con atención a los desechos plásticos.
Exhortó, además, a un uso sostenible y circular de los recursos para lo cual abogó por impulsar la innovación, diseño, y modalidades de fabricación que aseguren la longevidad de los productos, permitan la reparación, reutilización y reciclaje, así como otros enfoques de retención de valor.
Igualmente, subrayó ‘la urgente necesidad de alinear los flujos financieros con el desarrollo sostenible’ y aumentarlos en función de la protección de la biodiversidad, los océanos, los suelos y progresos climáticos que amplíen los servicios de los ecosistemas.
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