Cualquier presencia sin el consentimiento del gobierno del país en cuestión se considera ilegal desde el punto de vista del derecho internacional, y ya quedó claro para todo el mundo el inmoral objetivo de la presencia de Washington en Siria, dijo Sousan en declaraciones al diario al-Watan.
Explicó que Estados Unidos pretende con esta presencia lograr los objetivos de la llamada Primavera Árabe representados en el control y dominio de la región y la confiscación de las decisiones nacionales de los países soberanos, además de favorecer los intereses de Israel y su hegemonía en la región.
El ente israelí se convirtió en el puesto de avanzada de los intereses occidentales y estadounidenses en la región, señaló el diplomático.
Denunció que el petróleo nacional está siendo saqueado bajo protección de la ocupación estadounidense, y se refirió en este sentido a la autorización concedida por el expresidente Donald Trump, a una compañía estadounidense para explotar los campos de hidrocarburos y exportar el crudo que es propiedad del pueblo sirio.
Su escándalo es grande y no podrán ocultar las acciones viles y vergonzosas en Siria, dijo el vicecanciller en respuesta a las alegaciones de Washington de que no está robando el petróleo sirio.
Asimismo, remarcó que las acciones de la Coalición desmienten sus alegaciones y ya se desveló su apoyo al terrorismo y a agendas políticas de la administración estadounidense en la región.
El portavoz de la llamada Coalición Internacional, Wayne Moroto, había afirmado en declaraciones publicadas en la revista ‘Newsweek’ que las fuerzas estadounidenses están presentes en Siria por autorización del Consejo de Seguridad y de acuerdo a la Resolución No. 2254, pero luego se disculpó y corrigió diciendo que dicha presencia es en virtud del artículo 51 de la Carta de las naciones Unidas.
Washington tiene desplegadas en Siria al menos una docena de bases, en su mayoría en los campos de petróleo y gas, principalmente en la provincia de Hasakeh, mientras mantiene un enclave en la zona de Tanef, en la frontera con Iraq, para impedir cualquier comunicación terrestre entre estos dos países.
Damasco denunció repetidamente la presencia ilegal de las tropas norteamericanas que incentivan la actividad terrorista y apuntan a desestabilizar a la nación árabe, además de privar al pueblo sirio de las riquezas mediante el robo y el saqueo del trigo y los hidrocarburos.
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