Expertos de la Universidad de Tel Aviv y del Instituto Weizmann informaron que además de esta causa, los animales llevados a las islas por los humanos se alimentaron de pájaros y huevos, luego de revisar la literatura científica que permitió recopilar datos sobre el número y características de ejemplares desaparecidos en el mundo.
La investigación confirmó en primer lugar que la mayor parte de los restos de aves fueron hallados en sitios habitados por humanos, aparentemente consumidas por sus moradores y, en segundo lugar, las extinciones se produjeron poco tiempo después de la llegada del hombre a los sitios donde habitaban esas especies.
Precisó el artículo que aproximadamente el 90 por ciento de las especies extintas en ese periodo vivían en islas, eran de gran tamaño y no volaban, de ahí que cada animal propiciara gran cantidad de alimento a sus cazadores. La masa corporal de las especies extintas era hasta 10 veces mayor comparada con las supervivientes.
El estudio concluyó que el número de aves no voladoras extintas es el doble de las existentes en la actualidad, en otras palabras, el 68 por ciento de esos vertebrados conocidos por la ciencia desaparecieron.
‘Uno de los ejemplos más conocidos es el pájaro moa en Nueva Zelanda: 11 especies de moa se extinguieron en 300 años, debido a la caza por parte de los humanos’, enfatizó la investigación.
Los autores destacaron como principal aporte que, antes del mayor evento de extinción de los últimos milenios, vivían en nuestro planeta una mayor cantidad de aves grandes, incluso gigantes y no voladoras, y la diversidad en las islas era superior a la actualidad.
Con esos hallazgos, alertaron sobre las especies aún en peligro de extinción y la necesidad de comprobar si tienen características similares a las ya desaparecidas.
Aunque las condiciones presentes son diferentes a las del periodo analizado, los científicos identificaron la destrucción de hábitats naturales por el hombre como la principal causa de esa desaparición actualmente.
El estudio revisó el Pleistoceno, que corresponde con la etapa del Paleolítico del desarrollo humano cuando el modo de vida era cazador-recolector: les permitía conseguir comida, ropa, leña y materiales para sus herramientas y cabañas.
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