Desde que abordó un avión comercial en la ciudad estadounidense de Orlando (Florida), la atleta de 24 años ha recibido la calidez de sus compatriotas que la aclaman en todo momento, ondeando la bandera nacional puertorriqueña.
En el aeropuerto internacional de Isla Verde, en el municipio de Carolina, donde fue recibida por el gobernador Pedro R. Pierluisi junto a las autoridades del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur), con su presidenta Sara Rosario a la cabeza, la atleta ofreció una breve conferencia de prensa henchida de emoción hasta las lágrimas.
Al bajar del avión se fundió en un abrazo con su madre, María Camacho, quien dijo que esperaba este momento porque ‘no la había visto hace mucho tiempo’.
Igualmente estaban su padre, James Quinn, y sus hermanos James y Miguel, quienes reaccionaron ‘emocionados y muy orgullosos’ de su hermana, ahora abrazada a la fama, tras convertirse en la segunda atleta puertorriqueña medallista olímpica, después de la tenista Mónica Puig, quien la obtuvo en Río-2016.
‘Esto es un momento único, muy especial; todo el pueblo está feliz y orgulloso del logro de Jasmine, que decidió competir por nosotros y es un día maravilloso’, dijo el mandatario.
Rosario resaltó, por su parte, que este es un día especial para Puerto Rico y la atleta, quien a pesar de nacer y criarse en Estados Unidos escogió la ciudadanía deportiva boricua desde las Olimpiadas de 2016.
‘Hoy es cuando Jasmine se va a dar cuenta en realidad que fue correcta la decisión que tomó de representar a Puerto Rico; hoy se va a dar cuenta en realidad de la puertorriqueñidad que va a sentir’, firmó la presidenta del Copur.
Camacho-Quinn agotará una intensa agenda, que incluye un recibimiento en Trujillo Alto, pueblo natal de su madre, quien a los nueve años fue llevada a Estados Unidos, donde se crió reafirmando en sus hijos su vena puertorriqueña.
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