Según el diario, que cita fuentes cercanas al poder legislativo, el objetivo es determinar si el primer ministro Boris Johnson y el canciller Dominic Raab tienen razón al afirmar que fue imposible pronosticar la velocidad del colapso del gobierno afgano y la toma del poder por el movimiento Talibán.
El gobernante conservador británico aseguró días atrás que no hubo fallas en la recolección de información de inteligencia sobre la situación, pero admitió que la derrota de las fuerzas gubernamentales afganas ocurrió mucho más rápido de lo previsto.
The Guardian señaló, sin embargo, que sus fuentes creen que los espías británicos no previeron el desenlace y ni siquiera alertaron de la posibilidad de que el grupo extremista islámico pudiera hacerse con el gobierno.
El movimiento Talibán, que nunca fue derrotado totalmente durante los 20 años que duró la ocupación extranjera, comenzó a recuperar terreno tras el inicio de la retirada de la coalición liderada por Estados Unidos el año pasado, y el domingo recuperó el control del país.
La salida de los militares fue pactada por el entonces mandatario republicano Donald Trump y los insurgentes en una reunión que tuvo lugar en Doha, Qatar, en 2020, y luego fue respaldada por su sucesor demócrata Joe Biden.
Johnson, a quien la oposición y no pocos de sus seguidores acusan de abandonar a su suerte a miles de afganos que colaboraron con las tropas británicas, apuntó esta semana que el Reino Unido fue a la nación centroasiática para apoyar a Estados Unidos, por lo que era impensable, dijo, que pudiera permanecer allí una vez que Washington decidió retirar a sus militares.
Tras la debacle, el gobierno británico anunció su disposición a acoger hasta 20 mil refugiados afganos en los próximos cinco años, una cifra que muchos consideran insuficiente.
Hasta el momento, poco más de dos mil personas, entre personal diplomático británico y colaboradores afganos, fueron evacuados desde el aeropuerto de Kabul en aviones de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido.
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