Al inaugurar el encuentro aquí, el mandatario dijo que la reunión marcó la ‘cuenta regresiva para la liberación’ de la península, convertida en república rusa desde 2014, luego de un referendo aprobado por la mayoría de sus pobladores, a favor de la unificación con Rusia.
‘Vladimir Zelensky tiene un equipo de relaciones públicas más profesional que sus predecesores. Piensan en términos de relaciones públicas’, declaró al periódico Visión el director del Centro de Investigación Política y de Conflictos de Kiev.
Aclaró que el tema de la denominada cumbre está bastante en línea con la política de los predecesores del actual jefe del ejecutivo: alejarse de Moscú, contar con el apoyo de Occidente y fortalecer sus poderes, apuntó el investigador.
Manifestó que el presidente ucraniano logró reunir en la mesa a líderes y ministros de 30 países del mundo que ‘se sientan en círculo, como en la Asamblea General de la ONU (Naciones Unidas). Y en el centro está el gran y poderoso Zelensky, que gobierna este mundo civilizado’, ironizó Pogrebinsky. Estar en el centro es su objetivo, aclaró.
Para el analista político, el equipo del mandatario entiende que no es realista aspirar a lograr los objetivos que proclama. ‘Pero eso no es necesario. Basta con drogarse y continuar esta línea de autoafirmación. Esta cumbre es el apogeo de la grandeza de Zelensky’, subrayó.
Enfatizó que ‘nadie se toma en serio la declaración sobre el comienzo de la desocupación de Crimea. Esto se considera un elemento de confrontación con Rusia. Lo máximo que se puede lograr en esta cumbre es la firma de declaraciones sobre el no reconocimiento de la península’.
Zelensky expresó su esperanza de que el trabajo conjunto con socios internacionales ‘obligará a Rusia a sentarse a la mesa de negociaciones’. Expresó que para lograrlo, ‘utilizaremos todos los medios políticos, legales y, sobre todo, diplomáticos’, prometió.
Este lunes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó de inamistoso y antirruso el foro Plataforma de Crimea, iniciado en Kiev. Mientras, para el canciller ruso, Serguéi Lavrov, el evento es ‘un aquelarre, en el que Occidente seguirá mostrándose indulgente con los ánimos neonazis y raciales de las actuales autoridades ucranianas’.
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