Científicos de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, revelaron que esa deformación ocurre a más de mil kilómetros del lugar donde se produce el deshielo y, al eliminarse la masa de los continentes, se elevan las partes cubiertas por el hielo, un proceso poco conocido hasta el momento.
Para la investigación, se recopilaron datos satelitales sobre esas pérdidas en Groenlandia, Antártida, glaciares de montaña y casquetes polares para combinarlos con un modelo de cómo la corteza terrestre responde a los cambios de masa.
Descubrieron que, entre 2003 y 2018, el derretimiento del hielo de Groenlandia y de los glaciares árticos provocó que el suelo terrestre se desplazara horizontalmente en gran parte del hemisferio norte hasta 0,3 milímetros por año en gran parte de Canadá y Estados Unidos, precisó la publicación.
En Europa, el rango es de 0,05 a 0,2 milímetros en el mismo periodo, mientras que Fenoescandinavia (penínsulas escandinava y de Kola, Carelia y Finlandia) la pérdida de masa de hielo de los glaciares árticos registró movimientos horizontales generalizados de hasta 0,15 milímetros (promedio 2003-2013) en latitudes altas.
Estos últimos, también conocidos como orogénicos o tectogénicos, son muy rápidos (en términos geológicos) y provocan grandes relieves plegados o fracturados, así como terremotos con una duración de segundos.
Por otra parte, los investigadores determinaron que los movimientos verticales de la corteza terrestre (epirogénicos) son muy lentos y reflejan el ascenso y descenso de las grandes masas continentales por la presión sobre las rocas.
Ejemplificaron sus efectos en la formación de las montañas actuales, como los Alpes y otras más antiguas, pero el impacto horizontal de los hielos terrestres sobre la corteza ha sido hasta ahora poco estudiado, agregó el artículo.
La investigación ilustra el rango de señales inducidas por la pérdida de masa de hielo de principios del siglo XXI, sin tener en cuenta anteriormente, pero actualmente con el potencial de mejorar una variedad de análisis geofísicos, concluyeron sus autores.
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