El anuncio llegó pocos días después de un atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul, donde murieron 13 soldados estadounidenses y decenas de afganos.
Tras el ataque la Casa Blanca autorizó a sus altos mandos militares a atacar con drones varias filiales del Estado Islámico en el país centro-asiático.
La semana pasada las tropas estadounidenses un objetivo en la ciudad de Jalalabad, cerca de la frontera con Pakistán, y el domingo destruyeron un coche bomba del ISIS-K en la capital.
De acuerdo con expertos las incursiones con drones fueron un mensaje claro para el Movimiento Talibán: aunque las fuerzas estadounidenses abandonen el país, es probable que las operaciones militares persistan.
‘Acabaremos con el ISIS-K. Tendremos una estrategia dura, implacable, dirigida y precisa’, dijo Biden desde la Casa Blanca el martes.
Sin embargo, especialistas consideran que el presidente tiene limitadas opciones para disuadir las amenazas terroristas, debido a que Estados Unidos ya no tiene presencia militar en el terreno.
Estamos atascados. No nos quedan muchas más herramientas si no tenemos ni siquiera presencia diplomática en el país, dijo Barry Pavel, director del Centro Scowcroft para la Estrategia y la Seguridad del Consejo Atlántico.
Por otro lado, el uso de aviones no tripulados eleva el riesgo de que se produzcan víctimas civiles, como ocurrió el domingo. Informes indican que 10 civiles, entre ellos siete niños, murieron a causa del ataque de un dron estadounidense.
‘El material explosivo puede haber causado víctimas adicionales’, admitió la administración de Biden.
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