Repentinamente, afirmó el 9 de septiembre que tiene mucho respeto por las instituciones democráticas del país y nunca fue su intención agredir a otro poder del Estado.
Sin embargo, dos días antes embistió contra un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) que autorizó investigarlo por propalar noticias falsas.
En una declaración a la nación, publicada por el Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo), el émulo de encantador de serpientes alegó que respeta las instituciones de la República, en tanto motores que ayudan a gobernar el país.
‘De eso se trata la democracia: Ejecutivo, Legislativo y Judicial trabajando juntos en nombre del pueblo y todos respetando la Constitución’, aseguró el exmilitar que disimula muy bien su artimaña y disfraza los designios.
Fundamentó que sus palabras, a veces contundentes, surgieron del calor del momento.
Tal cinismo irritó a la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffman, quien respondió que nadie amenaza la democracia solo por un acaloramiento fugaz.
Denunció que ‘la naturaleza de Bolsonaro es golpista, antidemocrática’ y que ‘sus dichos y desdichos no inspiran la menor confianza. Debemos mantener la defensa permanente de la democracia ante el riesgo que él supone’, remarcó.
Sin lugar a dudas, el mandatario logró reclutar multitudes el 7 de septiembre, Día de la Independencia, en busca de un andamio público para sus acometidas contra el Supremo.
Pero esa demostración (nada despreciable), no proporciona una cifra contundente de apoyo, si se tiene en cuenta que las encuestas de opinión lo sitúan con un rango de 20 a 25 por ciento de respaldo ciudadano.
‘En otras palabras, Bolsonaro hizo un movimiento táctico defensivo, pero prepara una ofensiva estratégica’, alertó en declaraciones a Prensa Latina el analista político Daniel Samam.
Explicó que es a la defensiva porque el exmilitar llamó a sus bases a resistir cualquier intento de amurallar a su gobierno a través del STF o destituirlo mediante un impeachment (juicio político) en el Congreso.
Y ofensivo- prosiguió el editor del Blog de Canhota- para aglutinar a su base que podría garantizarle una segunda vuelta en 2022, aunque después de lo ocurrido durante la fiesta nacional la elección se convirtió en un plan B.
Otros analistas evaluaron que las movilizaciones realmente tuvieron un efecto boomerang porque no hubo manifestación de fuerza y apoyo político explícito.
En las primeras horas del Día de la Patria, Bolsonaro invitó a los titulares de los otros poderes a la ceremonia de izamiento de la bandera en el capitalino Palacio de la Alvorada para sustituir el desfile por el aniversario 199 de la Independencia, cancelado por Covid-19.
Sin embargo, los presidentes Rodrigo Pacheco, del Senado; Luiz Fux, del STF, y Arthur Lira, de la Cámara de Diputados, declinaron participar.
De acuerdo con círculos cercanos a los tres, todos evaluaron que asistir sería un tácito gesto de respaldo a los actos con tintes anticonstitucionales y antidemocráticos estimulados por el excapitán del Ejército.
Para Samam, la movilización progubernamental en Brasilia se quedó corta, pero no así en Sao Paulo y Río de Janeiro. En las dos principales ciudades brasileñas, el bolsonarismo puso a muchas personas en la calle, refirió.
‘No hay que subestimar y calificarlas de fiascos. Con las manifestaciones, Bolsonaro dejó claro que todavía es capaz de movilizar, que está vivo y tiene apoyos’, advirtió en sus declaraciones el también miembro del Colectivo Nacional de Cultura del PT.
Como era de esperar, el mundo político y judicial brasileño repudió las acciones del exparacaidista en un día tan significativo como el de la Independencia.
Para no dejar cabo suelto con improvisación, Fux, desde su titularidad en el Supremo, leyó una nota en la cual aseguró que ‘ofender el honor de los ministros, incitar a la población al odio hacia el STF, fomentar el incumplimiento de las decisiones judiciales son prácticas antidemocráticas, ilícitas e intolerables’.
Certificó que el tribunal no tolerará amenazas a la autoridad de sus decisiones.
Alegó que ‘si el desacato a las decisiones judiciales ocurre por iniciativa del jefe de cualquiera de los poderes, esta actitud, además de representar un ataque a la democracia, configura un delito de responsabilidad, que deberá ser examinado por el Congreso Nacional’.
SIN DERECHA
Y más allá de que seguidores califican a Bolsonaro de mito y analistas de ícono de la ultraderecha sudamericana, fuerzas políticas que lo apoyaron en las elecciones de 2018 empezaron a abandonar el barco.
Para el 12 de septiembre, el Movimiento Brasil Libre (MBL) y Vem Pra Rua (Ven para la Calle) programaron una manifestación contra el gobernante. La acción cuenta con el apoyo de miembros de partidos de derecha como Novo y Social Liberal.
En alerta tras los actos con amenazas golpistas en la jornada de la Independencia, movimientos y organizaciones de izquierda y derecha pretender dar una respuesta unificada en las calles, dejando a un lado los intereses vinculados a las elecciones del próximo año.
Al evocar la pluralidad de la campaña Diretas Já (Directas Ya) tras el fin de la dictadura militar (1964-1985), líderes de diferentes colores políticos argumentaron que las cuestiones secundarias pasan a otro plano, en nombre de la unión de las fuerzas democráticas contra un mal mayor: la amenaza de ruptura expresada por Bolsonaro.
‘Llamamos a todos los partidos, liderazgos civiles y asociaciones, siempre que respeten la necesidad de dejar sus agendas particulares y sus preferencias electorales fuera del acto, a unirse para la destitución de un presidente golpista y autoritario’, apuntó el MBL.
Según Samam, los principales perdedores el 7 de septiembre fueron los entusiastas de la tercera vía electoral. ‘Especialmente el Partido de la Social Democracia Brasileña y el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria (sin ese estado, su candidatura a la presidencia en 2022 no despegará, ni ninguna de centro derecha)’.
Precisó a Prensa Latina que los discursos de Bolsonaro de que no acatará decisiones del STF y tampoco aceptará elecciones sin boleta impresa, al tiempo que exige la liberación de los ‘presos políticos’- rompiendo totalmente con la legalidad- asustaron al establishment e incomodaron al centro, que debió ser provocado para tomar posición.
‘Esto es bueno para enterrar de una vez por todas la táctica equivocada de la oposición de ‘dejarlo sangrar’ y ‘resolverlo en 2022’, enfatizó.
De acuerdo con el educador, tiene que haber una respuesta en las calles de forma más masiva y unida, en los próximos días.
Llamó a los opositores a dejar de lado sus ilusiones de ‘domar’ a Bolsonaro y empezar a trabajar de manera sólida para sacarlo de la presidencia. Especialmente la centro derecha, que sueña con una tercera vía.
‘Para el campo democrático en Brasil, el único camino es la destitución’ del presidente, sentenció.
rmh/ocs
*El autor es Corresponsal de Prensa Latina en Brasil