Contribuir al logro de tal objetivo es tarea de los científicos y trabajadores del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar ( Icidca), fundado en 1963 por el Comandante Ernesto Che Guevara.
El propósito es lograr productos más elaborados y de mayor valor agregado, que generen superiores beneficios económicos con impactos positivos en lo ambiental y en lo social a partir de encadenamientos productivos con otros sectores, dijeron a Prensa Latina especialistas y directivos de la institución.
La caña ha demostrado a lo largo del tiempo que es una gramínea conveniente para la nutrición de reses, cerdos y otras especies, indicó la responsable del Grupo de Biotecnología Animal de la Dirección de Bioingeniería del Icidca, Caridad Suarez.
Todos los componentes de esa planta son aprovechables como alimento animal, desde el tallo, las hojas y el cogollo, sostuvo la especialista.
Actualmente la institución lleva a cabo, conjuntamente con otras del país vinculadas a las investigaciones agrícolas y pecuarias, un programa nacional orientado al desarrollo de nuevos productos destinados a la masa animal, precisó.
También persigue rescatar la producción de rubros de probada efectividad desarrollados en etapas anteriores, como la sacharina rústica, el gicabú, el pajumel y otros, cuya fabricación luego se abandonó.
La directora del Icidca, Mariela Gallardo, opinó que la diversificación, a través del uso integral de la caña, con esquemas flexibles de producción, es una alternativa económica indispensable, en la que han de estar presentes la generación de energía eléctrica, la producción de alcohol, alimento animal, y de bioproductos.
En relación con la labor de la institución ante la existencia en el país de la pandemia de la Covid-19, señaló que han incorporado a la actividad del centro un grupo de medidas establecidas en la etapa de aislamiento social, como talleres virtuales, el teletrabajo, y clases a distancia.
Igualmente las tareas orientadas por la dirección del país relacionadas con la colaboración, la solidaridad,la integración de actividades con otros centros de investigación y desarrollo encaminadas a la intensificación de la producción.
Expertos de este sector de Cuba y el mundo coinciden en que la rentabilidad de esta agroindustria es imposible produciendo sólo azúcar, por lo cual es inevitable ir a su diversificación.
Parafraseando declaraciones del historiador de la Ciudad de La Habana Eusebio Leal(ya fallecido), esta agroindustria, que representa la cultura, la historia e identidad de Cuba, puede sacar a flote la economía del país, pues además de sacarosa aporta energía y productos provenientes del jugo de caña y el bagazo residual de la molienda.
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