Informaciones procedentes de la Ciudad de Acuña, en la margen mexicana del río Bravo, indican que los haitianos siguen llegando en una imparable ola y, según conteos rudimentarios, ya hay más de 15 mil en el área y se observan columnas de hombres, mujeres y niños cruzándolo a pie por el bajo caudal.
Los migrantes cruzan por un área de la localidad Del Río con la esperanza de ser detenidos por la guardia fronteriza sin violencia y que, de esa manera, se les evalúe para que se les otorguen visas de trabajo, pero la respuestas hasta ahora es que serán devueltos a sus países de origen.
Tanto los que han logrado llegar a la orilla estadounidenses como los que se mantienen en la mexicana, acampan a la intemperie se cobijan con cualquier cosa y no se sabe cómo se alimentan, pero allí están.
Algunas versiones no oficiales aseguran que muchos fueron encerrados en un deportivo municipal de Ciudad Acuña para poderles dar un mínimo de atención y cuidados.
Esas fuentes añaden que el sitio del paso conocido como La Cortina donde el agua es menos profunda, ya está cerrado por la patrulla fronteriza estadounidense, lo cual hace más riesgoso el cruce de migrantes pues otros lugares al parecer hay que hacerlo a nado, no caminando.
Alrededor de una veintena de vehículos del Departamento de Seguridad Pública de Texas están estacionados en el puente y el río donde desde unas tres semanas los migrantes estaban cruzando desde Ciudad Acuña, en Coahuila, hacia Del Río, en Texas.
Los partes no oficiales aseguran que las autoridades estadunidenses ya empezaron a repatriar a algunos de los miles de haitianos que están allí, pero los que permanecen en la zona y los nuevos que llegan responden que no se atemorizan por las acciones estadunidenses.
El primer ministro haitiano Ariel Henry escribió en Twitter el domingo que le preocupan las condiciones en el campamento, y que los ciudadanos de ese país serán bienvenidos al regresar.
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