En declaraciones a periodistas que cubren su infortunio explican que las condiciones son muy duras, pues cuando cruzan las aguas del río desde Acuña para llegar a la orilla en la localidad estadounidense Del Río, las patrullas fronterizas los agreden, y deben regresar al lado mexicano.
Ayer jueves México inició una operación policiaca para disuadirlos de seguir en sus intentos, pero responden que no lo harán porque los devuelven a Haití, aun cuando la mayoría de ellos provienes de otros países como Brasil y Colombia donde vivían en situación de calle.
Aseguran que se han quedado sin dinero porque lo poco que tenían se lo han dado a los coyotes (traficantes de personas) para que los llevaran a Acuña o les consiguieran un techo donde pernoctar. No se sabe a ciencia cierta cuántos haitianos hay en la zona limítrofe, pero son miles.
El puente aéreo establecido por Estados Unidos no da abasto y solo ha reembarcado a poco más de mil personas. A la pregunta de por qué no regresan a Tapachula en la frontera de México con Guatemala, declaran que no hay condiciones ni trabajo para mantenerse allí. Otros simplemente señalan que no viran y su meta es ingresar a Estados Unidos.
En las autoridades de México hay preocupación, pues ya están entrando los primeros frentes fríos y las condiciones para pernoctar van a emporar porque no hay albergues suficientes, y también les será más difícil cruzar el río.
Los policías del Instituto Nacional de Migración anunciaron que verificarán la situación de los extranjeros para que retornen a los lugares donde ingresaron sus solicitudes de refugio en México, a fin de darles continuidad.
Pero hay miedo de que los uniformados rompan por iniciativa propia las reglas del gobierno de no represión, diálogo y política persuasiva para que regresen a sus lugares de origen.
Lo que no había ocurrido antes, ya hay muchos haitianos que optan por quedarse en México si les dan trabajo, pero no están dispuestos a ser repatriados porque, aseguran, en Haití es imposible vivir.
El presidente Andrés Manuel López Obrador admitió que la situación en el país caribeño es grave y complicada, pues además de las carencias hay violencia y mucha corrupción.
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