La concentración ocurrió tras la oración del viernes en el centro de Kabul y los participantes corearon como lemas ‘muerte a Estados Unidos’, ‘derechos de la nación’ y ‘voz de la nación’, apuntó la agencia de noticias Pajhwok.
La protesta estuvo protegida por combatientes talibanes y se desarrolló en el centro de la capital afgana, señaló por su parte la agencia The Khaama Press.
Los manifestantes pidieron a Estados Unidos y a las Naciones Unidas que descongelen los activos del pueblo de Afganistán para evitar una inminente crisis humanitaria en el país centroasiático asolado por la guerra.
La protesta acusó a Estados Unidos de violar los derechos humanos y librar una guerra económica contra el pueblo afgano tras su supuesta derrota en Afganistán.
Los manifestantes decían que el pueblo afgano de a pie debe pagar el precio de la derrota de Estados Unidos.
La Casa Blanca congeló más de nueve mil 400 millones de dólares del banco central de Afganistán, de los cuales más de tres mil millones pertenecen al sector privado nacional.
También, el Banco Mundial congeló los fondos para proyectos de desarrollo y el Fondo Monetario Internacional suspendió el acceso a otros recursos, incluidos 440 millones de dólares en nuevas reservas monetarias.
Estados Unidos dijo recientemente que sus sanciones contra los talibanes se mantendrán, pero que su impacto en el pueblo de Afganistán ‘será menor’.
El director de la Fundación Najm, Abdul Wahid Hemmat, opinó que si los activos congelados no se liberan tendría consecuencias económicas para el país.
Tras la toma del poder por los talibanes, Afganistán necesita desesperadamente ayuda internacional.
El movimiento insurgente tomó Kabul a mediados de agosto mientras Estados Unidos y la OTAN sacaron sus tropas del país tras 20 años de ocupación militar, billones de dólares en gastos de guerra y miles de civiles muertos.
Los fundamentalistas radicales islámicos controlan una nación más empobrecida que hace dos décadas, con 11 millones de refugiados fuera del país, cinco millones de desplazados internos y la mayoría de la población al borde de la hambruna.
Muchos afganos temen el regreso del estricto régimen talibán, cuyo primer gobierno entre 1996 y 2001 cometió numerosos abusos, sobre todo contra las mujeres, las niñas y las minorías étnicas.
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