En la bolsa de Londres, el crudo Brent del mar del Norte, de referencia en Europa, perdió 44 centavos, o un 0,6 por ciento, hasta ubicarse en 79,09 dólares el barril, tras tocar los 80,75 dólares, su nivel más alto desde octubre de 2018.
Mientras, en la bolsa mercantil de Nueva York el petróleo intermedio de Texas bajó 16 centavos, o un 0,2 por ciento, y el barril se cotizó en 75,29 dólares, luego de alcanzar un máximo de sesión de 76,67 dólares, su mayor cota desde julio.
Analistas consideran que los precios se están enfrentando a la resistencia por los problemas energéticos que sufre China, el mayor consumidor mundial de energía.
Según el banco de inversión Barclays, el reciente racionamiento energético a las industrias en China para reducir las emisiones podría afectar a la actividad económica, contrarrestando potencialmente el impulso generado por el incremento del uso del diesel en la generación de energía.
En opinión de Louise Dickson, analista senior de mercados petroleros de Rystad Energy, algunos inversores temen que un contagio por la burbuja inmobiliaria china pueda afectar a la economía y a la demanda petrolera del país, que es además el mayor comprador mundial de crudo.
En esta jornada la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) proyectó un ascenso de la demanda del crudo hasta 2035, y la recuperación del consumo para 2023 tras la caída causada por la pandemia de la Covid-19.
En el informe mensual Perspectivas Mundiales del Petróleo de la OPEP, el organismo prevé un aumento de la producción en 1,7 millones de barriles por día (bpd) en 2023, a 101,6 millones, un alza que se extenderá hasta los 107,9 millones de bpd en 2035.
Aunque reconoce el rápido crecimiento de las fuentes de energías renovables, el texto estima que representarán solo el 10 por ciento de las necesidades mundiales en 2045.
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