Funcionarios del ejército y civiles se refirieron anteriormente a ocho bajas en el ataque a un puesto de gendarmería y en el cual nueve soldados malienses también resultaron heridos, cinco de ellos de gravedad, pero después se confirmaron nueve muertos.
Una fuente local amplió que hubo un largo intercambio de disparos en el cual participó una gran número de combatientes.
Malí es asolada por una grave situación de inseguridad que comenzó como un movimiento separatista de la comunidad tuareg en el norte del país, pero pasó a ser un conflicto de grupos radicales armados que luchan por el control de las regiones central y septentrional.
Tal amenaza a la estabilidad se extiende a otros Estados de la región africana del Sahel como Burkina Faso y Níger, con grupos integristas que explotan la pobreza de las comunidades relegadas y avivan las tensiones entre grupos étnicos.
Según datos de la ONU, entre 2016 y 2020 los ataques de los efectivos radicales se multiplicaron por cinco.
Esos asedios causaron cuatro mil muertos en los tres países el año pasado, frente a las 770 de 2016, conforme evaluó Naciones Unidas.
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