Según su director Hwang Dong-hyuk, la idea original surgió en 2008 y tomó inspiración en el género que centra varias historietas y programas de concursos transmitido de modo regular en su país de origen, declaró a medios internacionales.
El audiovisual gira en torno a un grupo de personas que participan en una competencia de juegos infantiles de naturaleza letal y tras sortear múltiples trampas, podrán ganar un lucrativo premio.
En el desafío sobresalen las estrategias que recuerdan los juegos y dulces tradicionales de Corea del Sur e incorpora, además, la construcción de personajes que identifican distintos estratos de esa sociedad asiática.
Si bien la crítica extranjera ha señalado su entramado hiperviolento y su similitud temática con la oscarizada Parásitos (2019), el producto mantiene activo al público de 22 países como Estados Unidos, Bolivia, Ecuador, México o Jamaica por su exquisito ritmo y visualidad.
Desde su estreno, El juego del calamar genera un fenómeno de audiencia para la plataforma en streaming Netflix, la cual emitió su primera temporada y apunta a convertirse en una de sus entregas más vistas.
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