Desde la apertura de sus dos días de sesiones, el coordinador de la fuerza política de izquierda, Ricardo Ehrlich, destacó la importancia de los comités de base en esa perspectiva, por lo que aportaron en la recolección previa de cerca de 800 mil firmas para habilitar la consulta ciudadana.
Al cierre, Fernando Pereira, quien como presidente de la central sindical Pit-Cnt fue un movilizador decisivo en ese empeño, lo reiteró como prioridad en adelante, al dirigirse al Congreso tras proclamarlo como uno de los tres candidatos a presidir el FA.
El más votado en el plenario previo, junto a los otros dos, Ivonne Pasada y Gonzalo Civila, puso foco en terminar con la hegemonía cultural de la derecha ideológica y en reafirmar que el Frente Amplio vino para cambiar a Uruguay por otro diferente.
Para llegar a este punto del máximo órgano frenteamplista, sus delegados estudiaron antes y en tres comisiones de trabajo un extenso documento de balance, evaluación, crítica, autocrítica, perspectiva y propuestas de lineamientos estratégicos.
En una valoración sobre lo referido a la historia de los 50 años del Frente Amplio, la coordinadora María José Rodríguez resaltó que nacía ‘con dos señas de identidad que lo hacen único en el Mundo: su condición de coalición y movimiento, su unidad’.
La autocrítica formulada, con los 15 años de gobierno y la derrota electoral de 2019 en la mira, fue franca, prolija e integral, por los múltiples factores que enfocó.
Profundizó entre otros, en errores de falta de acumulación de fuerzas sociales, burocratización, abandono de la batalla cultural y carencia de un discurso para el interior profundo del país.
En la perspectiva trazada se lee que ‘las bases de la recuperación pasan por recrear y dinamizar el bloque político y social de los cambios a nivel de la gente, para lo cual es preciso levantar plataformas muy amplias y reinsertarnos nuevamente a nivel ciudadano.’
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