Las declaraciones del funcionario tuvieron lugar durante una reunión con su homólogo egipcio Mohamed Saafan, celebrada en esta capital, para coordinar la regulación y facilitación del movimiento de mano de obra entre sus respectivos territorios.
Al-Abed destacó que los ciudadanos del gigante norafricano inspiran confianza y seguridad a los inversionistas extranjeros y contratistas libios por su gran cualificación profesional, así como por no afectar la seguridad nacional o la estructura demográfica.
Además, la compatibilidad en cuanto a costumbres, tradiciones y visión unificada de los dos pueblos favorece la inserción de los egipcios, agregó.
A raíz del memorándum de entendimiento bilateral, firmado el 20 de abril pasado en Trípoli, las partes acordaron establecer un enlace electrónico entre las carteras de trabajo, con el objetivo de determinar las especialidades requeridas por los empleadores libios.
Hasta el momento, las principales oportunidades disponibles están en la construcción de infraestructura, salud, educación y otros campos perjudicados por la guerra o la pandemia de la Covid-19.
De acuerdo con un comunicado oficial, Egipto exige garantías legales, económicas, sociales y de seguridad para sus ciudadanos en la nación vecina.
En tal sentido, Saafan sugirió informatizar las oficinas de inspección, seguridad y salud ocupacional dentro de Libia, así como la creación de un comité de emergencia que actuaría ante cualquier problema.
Los contratos de trabajo serán aprobados y documentados por los organismos correspondientes de cada Estado.
‘Queremos regular la entrada de mano de obra egipcia de manera legal, para evitar que se conviertan en presas de bandas criminales como ya ha ocurrido en el pasado’, declaró el ministro libio al periódico Youm7.
Según la Cámara de Comercio de Egipto, cerca de un millón de nacionales podrían trabajar en Libia, pero la regularidad del movimiento laboral dependerá de la reanudación plena del transporte aéreo y terrestre entre los dos países.
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