Tal limitación señaló el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, en su última conferencia informativa diaria, en un recuento inicial de 100 kits en reservas, otros dos mil 300 recién adquiridos de urgencia, a lo que siguió un encargo de 20 mil más.
Fuentes del organismo indicaron que solo se someten a esas pruebas diagnósticas especializadas a quienes presentan síntomas sospechosos, a un promedio de 20 días, cuando en opinión de especialistas debería ser en un número de por lo menos 600.
El reconocido infectólogo Eduardo Savio opinó que “en un sistema como el nuestro, con una capacidad laboratorial limitada, no sería el momento de diagnosticar a la mayor gente posible, porque no se puede”.
Añadió que si sigue una visión realista, solo podrá diagnosticar el sistemático que viene del exterior y al sistemático local que “uno asume que puede tener el virus.
De ahí se desprende que se ponga el acento en las medidas de contención, en controles y cierres de fronteras, y en la reclusión domiciliaria de la población al máximo posible, en especial a la franja etaria a partir de los 60 años, más vulnerable a la infección.
En tal sentido las autoridades alientan a intensificar el teletrabajo donde existan condiciones, pero en sectores como el de los frigoríficos y el turismo, sus trabajadores tendrán que acogerse a seguros de paros, que el gobierno trata de “flexibilizar”.
Parece más arduo conseguir la necesaria concientización sobre los riesgos de circular en sitios de potencial aglomeración sin una fuerte justificación, a juzgar por lo que todavía se observa en tráficos en avenidas y plazas públicas.
Además de la suspensión de clases en todos los centros del país, al igual que los acostumbrados velatorios concurridos, se sumaron las distintas denominaciones religiosas en cuanto a sus congregados servicios
La llegada del Covid-19 a Uruguay ejerció también presión sobre el mercado interno, con una compulsiva adquisición de nasabucos, alcohol en gel y abastecimientos comestibles que obligó a un llamado al orden.
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