En esa dirección apunta un artículo que publica este miércoles el Post firmado por Ishaan Tharoor, “Trump y Bolsonaro ven al coronavirus más como una molestia política que como una amenaza pública”.
Su aparente despreocupación ante una pandemia global es parte de una disposición política compartida. Tanto Trump como Bolsonaro se sienten frustrados por las medidas que se están adoptando en sus países para hacer frente a la propagación del virus, indica el comentarista.
Ambos gobernantes temen los efectos de esas políticas tanto en la economía como en su futuro político y, mientras tanto, avivan las llamas de las guerras culturales autoengrandecidas a la sombra de la pandemia, precisa.
En una entrevista con Fox News el martes, señala el comentario, Trump reiteró su posición de que los cierres en grandes partes del país eran demasiado perjudiciales para la salud económica del país, incluso si ayudan a salvaguardar la población.
Mientras algunos expertos en salud advierten que el mandatario presiona en algo que puede «llevar a este país a un sufrimiento humano catastrófico por el bien del mercado de valores».
Cita el Post declaraciones del mandatario: «Nuestro país no está construido para cerrarse», dijo Trump. «Nuestro pueblo está lleno de energía y vigor. No quieren estar encerrados en una casa o un apartamento o algún espacio. …puedes destruir un país de esta manera, cerrándolo.»
Una vez más (Trump) restó importancia a la gravedad de la amenaza del coronavirus, comparándola con el riesgo para la salud pública que representan la gripe o los accidentes de coche.
Con eso, subraya el comentario, contradice a los propios asesores científicos y a otros destacados expertos en salud pública, que advirtieron a la Casa Blanca que la reducción del distanciamiento social podría no sólo obstaculizar los esfuerzos de mitigación, sino también abrumar a los hospitales.
Al lado del ocupante de la Casa Blanca, el Post sitúa a Stephen Moore, un economista conservador, quien considera “no se puede tener una política que diga que vamos a salvar todas las vidas humanas a cualquier costo, no importa de cuántos billones de dólares estén hablando.»
En el caso de Bolsonaro, quien ve la amenaza del coronavirus con escepticismo, apunta el Post que este declaró que el coronavirus era una «pequeña gripe» y reprochó a los gobernadores del país por instituir cierres en algunos de los principales estados de Brasil.
«El pueblo pronto verá que fue engañado por estos gobernadores y por gran parte de los medios de comunicación cuando se trata del coronavirus», dijo en una entrevista televisiva el domingo por la noche.
Paulo Buss, uno de los principales médicos de salud pública de Brasil, citado por la publicación, estimó que pese a las justificaciones del presidente, desafortunadamente, creo que la enfermedad va a estar allí pronto, y tendremos grandes números y los que sufrirán más serán los pobres.
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