En una declaración a propósito de la pandemia de la Covid-19 que azota el mundo y la necesidad de la mayor cohesión y solidaridad para enfrentarla, convoca a la comunidad internacional y a mecanismos institucionales y legales a desenmascarar el carácter y las consecuencias de los bloqueos y sanciones contra estos países.
También los exhorta a adoptar medidas urgentes para ponerles fin.
“El silencio de los factores internacionales y los medios ante el hecho de que hoy los pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragua se transformaron en rehenes por los imperios mundiales, es cómplice de esta brutal violencia contra países y naciones que se oponen al imperialismo y al colonialismo por medios democráticos”, acota.
Resalta que a meses del estallido de la epidemia aún no hay respuesta sobre la procedencia del virus causante, ya sea de índole natural o de laboratorios orgánicos, por lo cual sería un arma biológica.
Indica que la ausencia de explicaciones a esa y otras interrogantes en torno a la Covid-19 lleva también al cuestionamiento de si, en las actuales amenazas de la pandemia mundial, son sostenibles esos bloqueos, restricciones a los derechos y campañas contra ciertos países y pueblos mientras sufren los efectos del virus.
Resalta que países como Rusia, China y Cuba prestan ayuda al mundo basados en sistemas eficaces tanto en prevención, tratamiento efectivo de los enfermos, sensibilización social y prestación de asistencia todos, a diferencia de los basados en la salud como un negocio con fines de lucro.
“Por lo tanto, es justificable destacar la solidaridad internacionalista y la asistencia médica profesional desinteresada de países como China, Cuba y la Federación Rusa, cuya presencia y acción directa en los focos de la enfermedad son invaluables y contribuyen a la lucha por la vida de las personas en todo el mundo”, resalta el comunicado.
Llama a poner fin a las amenazas militares, exige el levantamiento de todas las sanciones y bloqueos que violan el derecho internacional y restringen el acceso a suministros humanitarios, al desarrollo económico y social y a la soberanía de los países cuyo orden interno no responde a la voluntad de los tutores mundiales.
Denuncia los efectos destructivos de esas políticas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua que socavan los esfuerzos que están haciendo frente a la epidemia mundial e indica que es difícil creer la falacia de que estos países sean una amenaza para la paz y la seguridad de alguien en el mundo.
La situación epidemiológica, remarca el llamamiento, exige solidaridad, prudencia y asociación a todos los niveles para eliminar los efectos de la epidemia.
“En lugar de las amenazas de guerra, los bloqueos y la imposición de la tutela, es imperativo que los grandes y poderosos asuman igualmente la responsabilidad de encontrar soluciones civilizatorias para detener la amenazante epidemia global”, sentencia.
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